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“Demasiado ruido”

Un artículo de Miguel Lázaro

Médicos trabajando.
Médicos trabajando.

Es evidente que en la polarización, la crispación social y la indignación, las discusiones son insolubles. Este virus social letal cala y se infiltra en todas las organizaciones, donde se instala la dilemática del sí y el no, sobre la deliberación. Como ya dijo el dr. Daniel Flichtentrei, hace ya algunos años, “nuestras controversias actuales expresan más la lealtad a una tribu intelectual que el intercambio de ideas que busca el conocimiento común. En la era de la posverdad simulamos intercambiar ideas mientras luchamos por nuestras identidades tribales. Ninguna controversia se resuelve cuando los disputantes afirman “yo pienso”, pero en realidad sienten: “yo soy”. Son identidades y no ideas en pugna”.

Está demostrado que recordamos mejor los buenos argumentos propios o de nuestros socios que los malos argumentos del oponente. Es una característica de la posmodernidad, la llamada verdad posmoderna, que gira en torno a relatos sobre lo que ocurre y no sobre la veracidad de los hechos. Como dice el profesor J. Tooby. el relativismo y la polarización van emparejados a una reducción de la búsqueda de la verdad.

Son tiempos recios y no es fácil tolerar la incertidumbre ni tampoco discurrir y reflexionar sobre la complejidad ni mucho menos tomar decisiones prudentes, pero uno debe de auto calibrar si la exigente responsabilidad inherente a su función, supera sus mecanismos de afrontamiento y esto exige un autotest e insight constante donde se valoren los recursos, pero también los sesgos ideológicos , las limitaciones y el desgaste secundario a un estrés acumulativo en el que estamos instalados. La polarización y el aumento de la identificación con la coalición o tribu determinan una reducción de la búsqueda de la verdad.

Nos embriagamos de nuestra autoridad moral y experiencia que sistemáticamente exageran su imparcialidad, precisión y libertad frente a la corrupción. Hay demasiado estrés decibélico y las tripas emocionales excluyen la necesaria reflexión y deliberación. La cohesión nunca ha estado más tensionada. Desconozco el nivel de cohesión, de lealtad y de confianza de ciertas coaliciones, pero desde luego hay que arremangarse para que la dinámica no sea conflictiva, las coacciones y las fuerzas anti-grupo no aparezcan y se renuncie activamente a buscar chivos expiatorios. Una dinámica grupal sana exige bloquear los circuitos paranoicos internos, -desconfianza-sospecha-suspicacia—paranoidismo-, que son un gran riesgo para el funcionamiento del grupo y para generar contextos fiables.

Hay que poner el cainismo y la envidia en stand-by. Es preciso transformar el yo contra ti en nosotros contra el reto. Hay que buscar la complementariedad y la integración. Actuar con lealtad y respeto facilita el sumar y la renuncia a restar y dividir. Siempre hay que buscar una dinámica grupal que facilite reconducir las “interacciones airadas” y a mantener los conflictos dentro de unos límites constructivos para intentar convertir la crisis en una necesidad y oportunidad. Hoy en el ámbito sanitario , ante el bodrio ( dícese de un guiso mal aderezado) , del anteproyecto de Estatuto Marco de Mónica García, auténtico torpedo para el colectivo médico,-175.000 médicos-, que ejerce el liderazgo clínico , asistencial y de gestión en sanidad pública , es imperativo una dinámica grupal constructiva en las coaliciones sindicales que representamos a los médicos. Prudencia mucha prudencia Nos jugamos mucho todos. Porque recuerden aunque estemos en derrota transitoria hemos elegido no estar en doma.


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