Si bien la mayoría de las personas se recuperan completamente tras la infección aguda por COVID-19, un porcentaje significativo sigue padeciendo síntomas persistentes que afectan su calidad de vida. Esta condición, conocida como COVID persistente, Síndrome Post-COVID o Long COVID, ha sido reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un trastorno con impacto en la salud individual y pública. Sin embargo, la ausencia de una unidad específica para su atención en Menorca deja a los afectados en una situación de incertidumbre y desamparo médico.
La Asociación Balear COPAIBA ha comenzado a extender su apoyo al público menorquín, invitando a los afectados a asociarse y formar parte de una comunidad que busca visibilizar la problemática. Toni Portell, presidente de la organización en Baleares, explicó en una entrevista con Radio Menorca que, actualmente, la medicina no tiene una respuesta clara para estos pacientes que no logran recuperarse completamente. La vacunación ha sido clave para frenar la pandemia, pero no ha impedido que muchas personas sigan arrastrando síntomas incapacitantes tras la infección inicial.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan quienes padecen COVID persistente es la falta de datos oficiales que permitan cuantificar la magnitud del problema. Para intentar suplir esta carencia y generar conciencia, se han puesto en marcha campañas informativas, como la llevada a cabo el pasado jueves en el hall del Hospital Mateu Orfila.
Hacia una definición estandarizada
La ausencia de una definición médica uniforme ha sido un obstáculo para la investigación y tratamiento del COVID persistente. Sin embargo, un estudio publicado en The Lancet Infectious Disease y coordinado por Joan B. Soriano, epidemiólogo del Hospital de La Princesa e investigador del CIBERES, ha logrado establecer una primera definición consensuada.
Este consenso fue alcanzado a través de un proceso Delphi dirigido desde Ginebra por la OMS, en el que participaron 265 expertos internacionales, entre pacientes, médicos e investigadores. Se evaluaron 14 dominios y 45 ítems en dos rondas de evaluación para llegar a una descripción que permitiera entender mejor esta condición y sus implicaciones.
¿Qué es el COVID persistente?
Según la definición consensuada, el COVID persistente es una condición que ocurre en personas con antecedentes de infección probable o confirmada por SARS-CoV-2, generalmente tres meses después del inicio de la infección. Sus síntomas duran al menos dos meses y no pueden explicarse por otro diagnóstico alternativo.
Los síntomas más comunes incluyen fatiga, dificultad para respirar y disfunción cognitiva, aunque la lista de manifestaciones clínicas puede superar los 200 síntomas. Estas molestias pueden aparecer tras la recuperación inicial o persistir desde la fase aguda de la enfermedad. Además, los síntomas pueden fluctuar o reaparecer con el tiempo, complicando aún más el proceso de recuperación.
La necesidad de una unidad especializada en Menorca
El reconocimiento de esta enfermedad como un problema de salud pública ha impulsado la necesidad de establecer unidades especializadas para su diagnóstico y tratamiento. En este contexto, Menorca se suma a la petición de crear un espacio sanitario dedicado exclusivamente a atender a los pacientes con COVID persistente.
Las asociaciones de pacientes y los profesionales médicos han alertado sobre la importancia de ofrecer una atención específica y multidisciplinar, que aborde las múltiples manifestaciones de la enfermedad y proporcione un enfoque personalizado. Actualmente, muchas personas afectadas en Menorca deben buscar respuestas en otras comunidades o, en el peor de los casos, resignarse a convivir con los síntomas sin un tratamiento adecuado.
La Asociación Balear COPAIBA pide que se cree una Unidad específica en Baleares para atender a los pacientes de COVID persistente, con el fin de garantizar un tratamiento adecuado y mejorar su calidad de vida.
El futuro de la atención al COVID persistente dependerá de los avances en la investigación y la implementación de recursos específicos en la sanidad pública. Mientras tanto, la concienciación y la movilización de asociaciones como COPAIBA seguirán siendo claves para que estos pacientes no queden en el olvido.
