Menorca se suma a un ambicioso proyecto medioambiental con la recuperación de la pradera de posidonia en Cala Blanca, en el marco del programa Interreg Artemis. Esta iniciativa europea busca frenar la degradación de los ecosistemas marinos y promover su restauración.
Las praderas de posidonia, esenciales para la salud del ecosistema marino, enfrentan una alarmante reducción del 7% anual debido a factores como la contaminación, la piscicultura, las infraestructuras costeras y el fondeo indiscriminado. Con aproximadamente 1,2 millones de hectáreas en las costas euro mediterráneas, su preservación es clave no solo para la biodiversidad marina, sino también para la mitigación del cambio climático, ya que estas praderas absorben CO₂ y emiten oxígeno a un ritmo superior al de los bosques tropicales.
El proyecto Artemis busca restaurar activamente estas praderas mediante la cooperación transnacional entre países mediterráneos. En total, se han planificado cuatro proyectos piloto en Menorca, Grecia e Italia, involucrando a más de 30 expertos de diversas entidades, incluyendo autoridades públicas, centros de investigación, ONG y empresas del sector. La restauración en Menorca estará a cargo del Institut Menorquí d’Estudis (IME) a través del Observatori Socioambiental de Menorca (OBSAM), con un presupuesto total de tres millones de euros, financiados en un 80% por la Unión Europea y el 20% restante por los socios del proyecto.
La intervención en Cala Blanca es especialmente innovadora, ya que implicará la siembra de 1.040 fragmentos de posidonia a una profundidad de 20 metros, algo nunca antes realizado. Esta pradera resultó dañada por un vertido accidental durante la construcción de la torre de captación de agua de la desaladora de Ciutadella, afectando 1.800 m² del fondo marino. La restauración en esta zona servirá como modelo para futuros proyectos, proporcionando información clave sobre la viabilidad de la recuperación de praderas a mayores profundidades.
Además de la plantación, el programa contempla el desarrollo de protocolos avanzados de restauración marina, pruebas piloto que sirvan de referencia para profesionales del sector, y la aplicación de esquemas pioneros de pago por beneficios generados en el contexto de la conservación ambiental. Estas medidas buscan no solo recuperar el ecosistema marino, sino también integrarlo en futuras políticas e inversiones relacionadas con la economía azul. El crecimiento de la posidonia es lento y complejo y está suponiendo un verdadero reto para los técnicos en estas primeras fases del proyecto.
Las praderas marinas desempeñan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático gracias a su capacidad para almacenar carbono azul. A pesar de ocupar solo el 0,2% del fondo marino, representan el 10% de la capacidad de almacenamiento de carbono del océano y pueden capturarlo de la atmósfera un 35% más rápido que los bosques tropicales. Su recuperación no solo favorecerá la biodiversidad marina, sino que contribuirá activamente a la reducción del CO₂ en la atmósfera.
El programa Artemis representa una oportunidad clave para revertir la degradación de estos ecosistemas y demostrar la viabilidad de estrategias de restauración a gran escala. La experiencia obtenida en Cala Blanca servirá de referencia para futuras intervenciones en el Mediterráneo, consolidando la posición de Menorca como un referente en la conservación y recuperación del medio marino.