El cónclave es el proceso por el cual la Iglesia católica escoge un nuevo Papa. La palabra “cónclave” proviene del latín ‘cum clave’, que significa “con llave”, en referencia al cierre con llave de los cardenales durante el proceso para garantizar su privacidad y evitar presiones externas.
Está formado únicamente por los cardenales de la Iglesia católica menores de ochenta años. Estos son los únicos con derecho a voto. Actualmente, según el reglamento, el máximo número de cardenales electores puede ser de 120, a pesar de que este límite puede variar ligeramente según las circunstancias.
El cónclave se convoca después de la muerte o renuncia de un Papa (como pasó en 2013). Después de la muerte, el Colegio de Cardenales se reúne en Roma para organizar el funeral e iniciar los preparativos. El cónclave tiene que empezar entre 15 y 20 días después de la sede vacante, para dar tiempo a los cardenales de todo el mundo para llegar a Roma.
El cónclave se celebra en la Capilla Sixtina, en el Vaticano. Antes de iniciarse el proceso de elección, todos los cardenales hacen un juramento de secreto absoluto. Además, quedan cerrados sin comunicación con el exterior mientras dura la elección. No pueden tener acceso a teléfonos, internet, prensa ni contacto con personas ajenas al cónclave.
Durante este tiempo, los cardenales se alojan a la Domus Sanctae Marthae, una residencia dentro del Vaticano, y se desplazan andando hacia la Capilla Sixtina para las votaciones.
La elección se hace mediante votaciones secretas. Para ser escogido Papa, un cardenal tiene que recibir una mayoría de dos terceras partes de los votos. El proceso es el siguiente:
Cada día se pueden hacer dos votaciones por la mañana y dos por la tarde.
Después de cada votación, los resultados se cuentan y los votos se queman.
Si no hay un ganador, se quema con productos que hacen salir humo negro (fumata nera) de la chimenea de la Capilla Sixtina.
Cuando finalmente un cardenal recibe los votos necesarios y acepta el cargo, se quema con productos químicos que producen humo blanco (fumata bianca), señal que ya hay un nuevo Papa.
Todo este proceso está regulado por el documento Universi Dominici Gregis, promulgado por Juan Pablo II y modificado ligeramente por el Papa Benedicto XVI y después por el Papa Francisco. Este documento establece todas las normas, desde quienes puede votar hasta cómo se tienen que contar los votos y que pasa en caso de bloqueo prolongado.
Una vez elegido, el nuevo Papa escoge su nombre pontificio y se presenta en la plaza de San Pedro con el famoso anuncio: Habemus Papam (“Tenemos Papa”).
.- Este es un artículo de Eva Remolina y AMIC para Menorcaaldia.com