El atún rojo es uno de los pescados más codiciados en la gastronomía mundial. Su carne rosada o rojiza, su sabor intenso y su versatilidad en la cocina lo convierten en una joya culinaria. Sin embargo, su historia va mucho más allá del plato. ¿Cómo llega este imponente pez a nuestra mesa? Repasemos su ciclo de vida, sus características y la situación actual de su conservación.
Un gigante del mar
El atún rojo se caracteriza por su gran tamaño y su imponente forma aerodinámica, semejante a un torpedo, lo que le permite nadar a velocidades superiores a los 70 km/h. Es la especie de atún más grande, alcanzando hasta 4 metros de longitud y un peso de 900 kilos. Aunque los ejemplares tan grandes escasean, en aguas de Baleares hay constancia de haber pescado algún ejemplar de unos nada desdeñables 245 kilos. Su coloración también es característica: el dorso presenta un azul negruzco oscuro mientras que el vientre y los flancos son blancos o plateados.
Un pez carnívoro y veloz
El atún rojo es conocido por ser uno de los peces más rápidos del mundo. Su dieta se compone principalmente de peces pequeños y crustáceos, lo que le proporciona una carne rica en proteínas y ácidos grasos omega 3, fundamentales para la salud cardiovascular y el buen funcionamiento cerebral. Además, su carne contiene vitaminas del grupo B (especialmente B12 y D), así como minerales antioxidantes como el selenio y el fósforo, que contribuyen a la salud ósea y a la protección celular.
El Mediterráneo, su hogar; el norte de Menorca, su nido
El hábitat del atún rojo incluye el Atlántico Norte, el mar Mediterráneo y el sur del mar Negro. Cada año, migra a zonas de desove en alta mar para reproducirse. Sin embargo, la presión de la pesca industrial amenaza sus poblaciones. En 2024, la Fundació Marilles denunció la presencia de barcos extranjeros, especialmente italianos, pescando en una zona sensible al noreste de Menorca, donde también podrían estar criando cachalotes. Aunque las leyes de pesca limitan la captura de atún rojo, la falta de recursos para su vigilancia sigue siendo un problema.
Beneficios nutricionales
El atún rojo destaca no solo por su sabor, sino también por sus propiedades nutricionales. Su elevado contenido de ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA) reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ayuda a mantener el ritmo cardíaco y previene la formación de coágulos sanguíneos. Además, al ser bajo en calorías y rico en proteínas de fácil digestión, es ideal para quienes buscan ganar masa muscular.
Entre sus vitaminas, la B12 favorece la formación de glóbulos rojos y el mantenimiento del sistema nervioso, mientras que la vitamina D contribuye a la absorción de calcio y fósforo, fundamentales para la mineralización ósea. Asimismo, su contenido de magnesio ayuda a prevenir problemas de concentración, mareos, migrañas y calambres, mejorando también la función cerebral y reduciendo el riesgo de demencia.
Un manjar versátil
El atún rojo es un producto muy apreciado en la cocina. Sus distintas partes permiten elaborar desde sushi y sashimi hasta guisos y asados. Su carne, tierna y sabrosa, lo hace protagonista de platos exquisitos en la cocina japonesa y mediterránea.
Aunque el atún rojo es un tesoro gastronómico, su conservación sigue siendo un reto. El aumento de la demanda y la sobreexplotación amenazan su sostenibilidad. Consumirlo de manera responsable y moderada es fundamental para preservar este recurso natural tan valioso. Así, seguiremos disfrutando de su sabor único mientras cuidamos los ecosistemas marinos.