Están ahí pero son casi imperceptibles, invisibles. Conectarse con esas fuerzas (del espacio, de la naturaleza y del mundo), desconocidas pero que pueden sentirse, para encontrar el equilibrio es uno de los hilos argumentales de la nueva exposición (‘Presencias invisibles’) de la artista menorquina nacida en Madrid Nuria Román (1966), que acoge la galería Lluc Fluxà de Palma hasta el próximo 13 de febrero.
Pequeñas y delicadas esculturas de hierro, de acero y cerámica y también de bronce, así como dibujos a tinta y collage sobre papel artesano y pintura sobre lienzo, además de una instalación en la que ha creado una trama de cuerda que recorre toda una pared de una de las salas del espacio expositivo, es de lo que se ha servido Nuria Román para mostrar su visión de la mujer en el mundo, siempre echando raíces y creando conexiones.
En el texto de presentación de ‘Presencias invisibles’, Regina Palomero escribe que las diferentes disciplinas que Nuria Román reúne en la exposición tienen como denominador común el contraste entre la técnica y el mensaje sutil, al que dota de una fuerza extraordinaria mediante la materia. La artista, dice Palomero, nos muestra su visión de la mujer en el mundo, y la presenta en formas delicadas a las que confiere un alma férrea que conecta su conciencia con los demás: “sus geometrías representan esas redes inconscientes que engendran las mujeres desde sus raíces”. Nuria Román “concilia en perfecta armonía los puntos invisibles del desequilibrio natural”.
Toda su obra ha sido creada en Menorca, donde reside desde 1997, la mayoría en su taller de Es Castell, aunque también algunas piezas de cerámica han sido realizadas en Rosario Ribas de Sant Lluís u otras para su instalación en Martí Hidalgo de Ferreries.