La planta (que no alga) crea jardines de vida submarina alrededor de la isla. Además también llena algunas playas con su presencia a lo largo del invierno. Esto ya se ha resuelto con un protocolo de retirada allá donde suponga un problema de aspecto y olor contraproducente para el turismo.
Pero ahora trasladamos este tema al fondeo de embarcaciones de recreo que quieren pasar unas jornadas de relax y mar en la costa menorquina. Hay un marco legislativo que defiende las praderas de posidonia frente al agravio que supone hincar el ancla. Y los requisitos para fondear, en cuanto a forma y lugar, está empezando a crispar a algunas asociaciones de empresas náuticas que encuentran exagerada la medida. Y lo que es peor, con implicaciones directas sobre el negocio. Los empresarios creen que las medidas carecen de fundamento científico y que la posidonia no está en peligro solo porque algunas embarcaciones se lleven unas hebras de la planta al levantar su fondeo.
El año pasado ya hubo varias voces que opinaron a favor y en contra. Y es ahora, cuando se vislumbra la llegada de una nueva temporada alta en tema náutico, cuando resurgen las voces a favor y en contra.