Cuando supimos que el próximo mes de mayo se va a celebrar la primera edición de la fiesta Hats&Horses en Menorca, enseguida visualizamos el interés que tenían los organizadores: trasladar al hipódromo de Maó el glamour de las carreras de Ascot, en Gran Bretaña. Salvando las distancias, claro.
Las primeras preguntas que nos surgen son; ¿qué sabemos de las carreras de Ascot? Y todavía más importante ¿qué nos vamos a poner para ese día tan especial?
Vamos por partes. Para comenzar diremos que las carreras de caballos de Ascot tienen una longeva tradición en Gran Bretaña, que tienen una relación muy estrecha con la Casa Real Británica y que son conocidas en el mundo entero por lo pintoresco de las vestimentas de las doncellas y damas que tienen sombreros llamativos sobre la cabeza.
El hipódromo de Ascot es uno de los más antiguos y grandes premios circuitos ecuestres inglés, localizado en Ascot en el real condado de Berkshire, usado para carreras de caballos pura sangre. Es sede de nueve de las treinta y dos carreras anuales del Grupo 1 del Reino Unido, el mismo número que Newmarket.
El hipódromo está estrechamente ligado a la familia real británica, por estar a seis millas del castillo de Windsor y ser propiedad de la Corona. El principal evento es el Royal Meeting, que se realiza por primera vez en junio de 1771 (al mismo tiempo que en Menorca el Almirante Jennings comenzaba la construcción del Hospital de la Isla del Rey), y convoca a la familia real y la nobleza británica. El evento cuenta con una treintena de carreras, destacándose la « Ascot Gold Cup».
Al abrir en mayo esta fiesta de Hats&Horses, la organización quiere inaugurar una manera festiva de abrir la temporada de carreras al tiempo que crea un punto de unión y fraternidad entre las comunidades británica, francesa y españolas.
Y ahora vamos a escoger vestuario. Si estuviéramos en Ascot estaríamos sujetos a las estrictas reglas del lugar. En el Recinto Real, el corazón de Ascot, donde sólo pueden acceder personas invitadas por terceras que hayan estado en esta zona al menos en cuatro ocasiones anteriores, las normas son las más estrictas. Existe una guardia de estilo que vela por la elegancia general. Si no cumples con la normativa, se te pide que abandones el recinto con toda cordialidad. Eso ya le ha ocurrido a más de un famosillo que se creía en el derecho de marcar su propio estilo.
Para las damas, los vestidos y las faldas deben ser de corte elegante y tener una longitud hasta la rodilla o justo por debajo. Tanto los vestidos como los tops deben llevar tirantes de, por lo menos, 2,5 centímetros y no se permiten los vestidos demasiado entallados, los que no tapen bien la cintura y el vientre, el cuello halter ni los tocados. En su lugar, las invitadas llevarán sombreros con una base mínima de 10 centímetros. Sí se permiten pashminas y chaquetas, así como los trajes pantalón, siempre largos, y conjuntados en lo que se refiere a tejido y color.En cuanto a los caballeros que asistan al Recinto Real, éstos deben lucir chaqué, negro o gris; sombrero de copa, en los mismos tonos y sin ninguna decoración extra (como cintas de colores, por ejemplo); chaleco, corbata y calzado de color negro. No está permitido que se pongan pañuelo de cuello. Cuando estén en el interior de restaurantes, en terrazas y palcos privados pueden quitarse el sombrero.
Esa tradición de llevar sombrero viene del tiempo en el que era de mala educación llevar la cabeza descubierta en presencia de la realeza. Así que podemos decir que es una costumbre instaurada por la propia realeza. El día de la carrera más importante (donde está en juego el premio más oneroso) es el conocido como Ladies day, y es cuando más lucen las pamelas. Apuntar que las estrictas normas de vestimenta son más laxas según el día de la carrera y/o el recinto desde el que se contempla. Eso sí, están prohibidas las vestimentas informales o de mal gusto. Prohibidas las camisetas. Aunque en el Hipódromo de Maó hará seguro más calor que en el mes de junio inglés, estamos pendientes de si publican sus propias normas de vestuario.
