En el comunicado, que comienza con el encabezado ‘De víctima a superviviente y de ahí a mujer valiente’, la joven explica que no ha escrito estas palabras para contar su “vivencia” o su “versión” sino que es una “carta de agradecimiento” y empieza por sus padres, que han sacado “fuerzas” de donde no las tenían.
“Está muy bien condenar los hechos pero todos tenemos que ser partícipe del cambio”, señala, al tiempo que añade que “personalmente si su caso “ha removido la conciencia de alguna persona o dado fuerzas a otras a luchar”, ella se da por satisfecha”.
“Para todas esas mujeres, hombres y niños que estéis pasando por algo parecido, se puede salir”, prosigue la joven, quien continúa con su mensaje diciéndoles que aunque piensen que no tienen “fuerza para luchar”, se sorprenderían al saber “la fuerza que tienen los seres humanos”.
“Contadlo a un amigo, a un familiar, a la policía, en un tuit… hacedlo como queráis… pero no os quedéis callados porque si lo hacéis los estáis dejando ganar a ellos”, concluye la joven en la carta, que está escrita a ordenador y que ha entregado, a través de una persona de confianza, a un periodista del programa.
AGRADECIMIENTOS
La primera parte del escrito está repleta de palabras de agradecimiento. Primero, se dirige a su padre y su madre, a los que les da las gracias por sacar fuerzas de donde no tenían y dárselas a ella. “Gracias por todo lo que me habéis enseñado y lo que me enseñareis, pero sobre todo, por no abandonar”, apunta.
También da las gracias a sus tíos, abuelos y primos, por hacerle ver en que “en esto se basa una familia, siempre, pase lo que pase”. Da las gracias a sus “personas”, a sus “elegidas, “las mejores elecciones” que ha hecho en esta vida, por apoyarla, llorar con ella y enfadarse “por no tener sentido lo que sentía”, en alusión al sentido de culpabilidad.
Asimismo, tiene las mismas palabras de agradecimiento para las personas que la han ayudado en este camino. “Ojalá nunca os hubiera conocido pero la vida es así y te trae a las mejores personas en los peores momentos y eso es por algo”, apostilla, al tiempo que se refiere también a una “amiga de verdad” que ha conocido en este proceso y que es “imprescindible” en su vida, una “compañera de batalla”.
La joven sigue en este punto dando las gracias porque estas personas son las que le han hecho ver que “lo mejor y lo peor en la vida hay que compartirlo”. “Por odiar y por querer”, añade, para subrayar que ellos la han ayudado a levantar.
Además, se acuerda de cualquier persona que haya hablado de ella “un segundo para repudiar lo ocurrido”, a las asociaciones, a las personas en la calle, a las autoridades políticas, a los famosos, a los periodistas que la hayan “respetado” y “en general” a quien se haya “preocupado” por ella.
“Gracias por hacerme sentir otra vez parte de la sociedad en la que parece que si te violan tienes que llevar el cartel de violada pegado en la frente, gracias por gritar, llorar y apoyar esta causa”, señala.
“NO SOY LA CHICA DE LOS SANFERMINES”
En este punto, anima otra vez a denunciar porque “nadie tiene que pasar por esto”. “Nadie tiene que lamentarse de beber, de hablar con gente en una fiesta, de ir sola a casa o llevar una minifalda. Nos tenemos que lamentar todos de la mentalidad que tiene esta sociedad, donde esto le puede pasar a cualquiera, os lo aseguro”, afirma.
La joven insta, además, a tener “cuidado” con lo que se dice. “No sabéis cuántas veces he oído hablar de la chica de sanfermines sin saber que esa chica era la que está sentada a su lado”. “No soy la chica de San Fermín, soy la hija de, la nieta de, la amiga de y a lo mejor ese de sois uno de vosotros, por lo que pensad antes de hablar”, pide.
La carta llega unos días después de que los cinco condenados por la Audiencia de Navarra a nueve años de cárcel por un delito de abuso sexual con prevalimiento contra la joven quedaran en libertad a la espera de la sentencia firme. Tienen prohibido entrar en la Comunidad de Madrid, donde reside la víctima.
En el auto de la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra en la que ordenaba su puesta en libertad, también se establecía como obligación para los condenados comparecer todos los lunes, miércoles y viernes ante el juzgado de guardia de su residencia y cuantas veces fueren llamados por la Audiencia de Navarra, así como comunicar cualquier cambio de domicilio o teléfono.