Menorca hace olor a humo a sobrasada y a butifarró. La gran mayoría de poblaciones celebró durante la vigilia de Sant Antoni las tradicionales ‘torrades’ y ‘ballades’ que ni el mal tiempo pudo deslucir.
En el caso de Maó la fiesta infantil se trasladó al interior del Claustre del Carme debido a la lluvia que caía. Los pequeños pudieron ver las diferentes actuaciones y degustar un bocado. Más tarde y ya sin precipitaciones meteorológicas el patio del mercado de Maó acogió las fogatas para asar los embutidos de las fiestas.