Si bien es cierto que se trata de un punto de partida, tener recursos económicos permite cubrir la falta de atención que tenían estas figuras de protección. Ya se denunció la falta de vigilancia de la reserva marina del norte de la isla cuando embarcaciones de pesca furtivas se colaban para aprovecharse de los recursos que ha ido regenerando sus fondos a lo largo de estos años. Pero la vigilancia no es el único aspecto que necesita mejorar.
La gestión integral del espacio o la promoción del turismo subacuático, convenientemente llevado, son temas que se quedaron en el tintero tras establecer los límites de las áreas protegidas sobre el papel. Desde hace dos años, la Fundación Marilles trabaja para la preservación de los recursos marinos del archipiélago.
Su llamamiento va dirigido a aquellas personas, mecenas, entidades o administraciones que tengan interés en ayudar económicamente a engrosar este fondo. Aunque parte con 200.000 euros para toda la Comunidad, se necesitan más para conseguir que Baleares sea un referente en conservación marina.
La reserva marina del norte de Menorca es también clave y ya se están trabajando en las mejoras necesarias, aunque queda mucho camino por recorrer. Según el presidente de la Fundación Marilles Aniol Esteban, hace un año y medio las cosas estaban aún peor. Lo que interesa ahora es seguir obteniendo ayudas económicas que permitan aumentar la superficie de áreas protegidas y blindar su protección frente a contaminación, sobrepesca u otros peligros que las acechan.
