Desde hace miles de años los islotes que rodean la isla de Menorca están habitados por una singular especie animal. Aislada en cada una de estas pequeñas islas y sujeta a diferentes presiones adaptativas, la sargantana balear evolucionó según las condiciones de cada islote. El resultado son decenas de subespecies diferentes de lagartija balear y una asombrosa variedad de colores y tamaños según el islote en el que habitan. La singularidad científica de esta especie endémica, también presente en islotes de Mallorca y Cabrera, siempre ha suscitado gran interés dentro y fuera de nuestro territorio. Entre otros aspectos, la viabilidad y tamaño de las poblaciones es objeto de estudio en la Agencia Menorca Reserva de Biosfera desde hace varios años.
El último estudio de seguimiento poblacional de la sargantana en Menorca arroja buenos resultados. Este informe revela que las diferentes poblaciones presentes en la Reserva van en aumento desde 2017, y se sitúa en cifras estimadas en un total de 156.000 individuos en el conjunto de poblaciones que existen en los 18 islotes costeros de la Reserva.
Es el cuarto año consecutivo de seguimiento de esta especie que se realiza desde la Agencia y las cifras estimadas en cada islote han sorprendido de manera muy positiva a los investigadores del estudio, ya que las densidades poblacionales del 2018 se encuentran muy por encima de las cifras de anteriores años. Según afirma el estudio, para encontrar densidades poblacionales similares hemos de remontarnos a principios de los años 2000. Entre las 18 islas estudiadas, destacan las poblaciones en las islas del Aire y de En Colom, con 80.000 y 58.000 ejemplares respectivamente.
El estado de conservación actual de esta especie se debe, según los investigadores, a las buenas condiciones meteorológicas y de presencia de recursos durante este año, que han permitido el desarrollo positivo de las poblaciones. El seguimiento, realizado por los doctores en biología de la Universidad de Salamanca Ana Pérez Zambranos y Valentín Pérez Mellado, se efectuó entre los meses de abril y septiembre de 2018 mediante la realización de transectos lineales, técnica consistente en el conteo y estimación de ejemplares a lo largo de trayectos trazados en cada uno de los 18 islotes.
Solo en casos puntuales como los islotes de Rey y Ses Àguiles se ha detectado una disminución neta de la densidad. En el primero, según el informe, la disminución de la población ha de achacarse a la presión humana que recibe el islote. En el segundo se deba probablemente a la elevada mortalidad que ha podido ocasionar algún temporal sobre una población reducida y aislada, hecho que conlleva que estén sujetas a altas variabilidades demográficas ante cualquier cambio en sus condiciones de vida.
El estado de las poblaciones de sargantana balear en áreas protegidas de Menorca como los islotes pertenecientes al Parque Natural de s’Albufera des Grau también resulta positivo. La Illa den Colom cuenta con casi 60.000 ejemplares, segunda isla más poblada, y Addaia cuenta con más de 5000. En menor medida pero en buen estado de conservación se hallan Mel (200), Addaia petita (650) y la Illa de Carbó (50).
Sumado a las altas concentraciones en las islas del Aire y de En Colom, uno de los datos más asombrosos del estudio corresponde a las isla de Binicodrell petit, un minúsculo islote situado frente a la cara sur de la isla que alberga una población de no más de 15 individuos. Situaciones similares se dan en los islotes de Porros en la bahía de Fornells y en Carbó en Port d’Addaia, con poblaciones de entorno a los 50 individuos. Los tres casos poseen un interés científico de primera magnitud al estar asistiendo a un experimento evolutivo sostenido a lo largo de miles de años que “desafía todas las nociones de población genéticamente viable”, por lo que resulta vital hacer todos los esfuerzos necesarios para conservar dichas poblaciones. Por si fuera poco, las poblaciones de Porros y Carbó albergan lagartijas netamente diferenciadas, que se hallan descritas como subespecies exclusivas de dichos islotes.
El futuro de la conservación de las poblaciones de este vertebrado terrestre cuenta con una mención especial por parte de los investigadores, que consideran necesario una figura de protección de primer nivel especialmente para las islas con mayores poblaciones, Illa de l’Aire e Illa den Colom, ambas de titularidad privada.