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Carta Póstuma a mi amigo y colaborador Hans Heinrich Rotters

Manolo Bonet

Manolo Bonet.
Manolo Bonet.
El misionero menorquín recuerda a quien tanto le ayudó.

Muy apreciado Hans:

La noticia de tu defunción quizás por preverla no me ha conmovido cómo naturalmente se debiera. Sea que tu legado no muere por tu percepción personal que lo importante no se ve con los ojos ni se siente con el corazón ya que es el alma que impera.

Tu sentir es así de profundo y tácito como la langosta que conociendo el lecho marino no ladra.

De mí sueles decir que “Verme es como ver a Jesús en persona”, y sólo los allegados comprendemos tu símil.
Por mi parte saludarte es como encontrarme a alguien totalmente cincelado con un presente activo nunca un pluscuamperfecto.

El proyecto socio-sanitario de Binde guarda tu brazo así como el “Hort de l’Església” en St. Climent que mano a mano alzamos. En ambos proyectos yo tuve que apoyarme en ti dado que mi formación era la prédica y tú me enseñaste a producir trigo a la par.

Nunca tan bien dicho cómo las vasijas llenas no dan ruido y tú tenías la tuya llena a rebosar.

¡Qué suerte y honor que nuestros pasos se entrelazasen sin tropezar y que así se beneficiaron tantas personas y pueblos!  Sí, las medallas para los otros y a ti la labor y constancia silenciados.

Hoy es la hora de la verdad y no la de la verdad a medias.
“Obras son amores y no buenas razones”. Pasar por delante de tu gabinete profesional a “Dalt sa costa de Deyà” que siempre guardará tu hálito y tus resoplidos también que como todo almacena viva la memoria.

Cómo aseguró tu ancestral Jesús: “Haced en memoria mía”.

Un fuerte abrazo solidario que alce eternidades como el que más.

Manolo.


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