Según Meli, médico especialista en Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor, en España, hasta el año 2000 había “pavor a la morfina” pero con el interés de la industria en el dolor crónico, ha ocurrido exactamente lo contrario y “han salido mórficos al mercado en las presentaciones más dispares y se ha incentivado su uso en Atención Primaria”.
“Desafortunadamente, la morfina y sus derivados, cuando se usan para tratar el dolor crónico benigno, pierden eficacia con el tiempo y pueden dar lugar a un efecto paradoxo, donde a más dosis más dolor”, comenta el especialista.
Meli es partidario de abordar el dolor músculo-esquelético desde una perspectiva multidisciplinar que trata de evitar el consumo masivo de fármacos apostando por otras técnicas, como las infiltraciones, aplicadas únicamente “allá donde es necesario, sin una absorción sistémica importante”.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha publicado recientemente un estudio que confirma que el consumo de medicamentos en España respecto a Europa “es realmente elevado”. Según el Observatorio del Medicamento, España ocupa el quinto lugar en automedicación a nivel mundial, por detrás de países como Estados Unidos, Alemania, Italia y Reino Unido.
Más de la mitad de las personas mayores de 65 años toman cinco o más medicamentos.