Menorca deja atrás un año muy problemático en materia económica en varios frentes. El primero de ellos es el turístico. La quiebra de Thomas Cook en septiembre disparó todas las alarmas ya que era uno de los principales TTOO que aportaban turistas a la Isla. DE entrada quedaban en el aire 93.000 visitantes junto son las plazas aéreas que implicaban. Desde el Consell de Menorca se buscaron soluciones incluyendo más promociones, adelantar la publicidad de la isla en el Reino Unido o abrir de inmediato una nueva ruta internacional con París, aspecto este que no se pudo ejecutar.
Más allá de una modélica salida de los turistas atrapados en Menorca por esta quiebra, el 31 de enero se aplicará el Bréxit y queda por ver como reaccionará el mercado turístico hacia nuestra isla con este terremoto.
Aún en materia turística cabe señalar que las encuestas de PIME sobre las empresas vacacionales tampoco han sido positivas con una mayoría de negocios que igualaban o reducían facturación respecto a la temporada 2018.
Otro golpe a nuestra economía llegó a través de la guerra comercial USA-China. El presidente norteamericano Donald Trump también la tomó con la Unión Europea e inició una dura política arancelaria que afectó directamente al queso con Denominación de Origen Mahón-Menorca. Hasta 300 toneladas se exportaban anualmente al otro lado del Atlántico, pero que ahora cuestan un 25% más que en los diez primeros meses del año.
El empleo tampoco se ha comportado como antaño. Menorca llevaba más de 4 años viendo como la tasa interanual de desempleo bajaba . Esto implicaba que cada año había menos parados que el anterior…hasta junio de 2019. Los datos del SOIB mostraron por primera vez un aumento de este indicativo. Este crecimiento se ha dado en todos los meses posteriores. Algunas voces de economistas afirman que Menorca ha tocado techo en la creación de empleo a no ser que busque nuevos caminos para generar puestos de trabajo.
Todo esto ha repercutido en una economía que crece pero a un ritmo muy inferior que la media balear. El PIB menorquín ha aumentado, así, a un ritmo estimado del 1,1% interanual, una tasa que iguala la del segundo trimestre, pero que se sigue manteniendo muy por debajo de la media balear (1,7%).