La epidemia del nuevo coronavirus originada en la ciudad china de Wuhan está teniendo algunas consecuencias sociales muy negativas, aparte de las sanitarias inherentes a su misma naturaleza.
Se ha desatado una especie de histeria colectiva, cuando se trata, según toda la información disponible, de una enfermedad similar a otros síndromes gripales, con una mortalidad baja, inferior a la de la propia gripe y a la de otros coronavirus. La actitud negacionista del gobierno chino en los primeros momentos, que ha permitido la expansión de la epidemia y que está dificultando su control, ha contribuido, sin duda, a una pérdida de confianza por parte de la opinión pública mundial, junto a las habituales teorías conspiranoicas, algunas vergonzosamente difundidas por ;profesionales médicos en las redes sociales y al bombardeo diario de informaciones, procedentes sobre todo de China, que los medios de comunicación amplifican, poniendo más énfasis en el número de muertos que en el número total de afectados y en la baja mortalidad.
Paralelamente, está surgiendo parte de lo peor de la naturaleza humana, en forma de actos racistas contra ciudadanos de origen chino, absolutamente injustificadas. Es una vergüenza que se insulte y discrimine a personas por su origen étnico, máxime cuando no son en absoluto responsables de la situación. Y lo que es aun más indecente, estos actos se han producido incluso contra niños chinos en las escuelas. También se está habiendo anulaciones masivas de reservas en restaurantes chinos y una notoria disminución de visitas a comercios regentados por la comunidad china.
Nada de ello está justificado, máxime cuando las autoridades sanitarias han establecido unos estrictos protocolos de seguridad para asegurar al máximo la detección rápida y el aislamiento de cualquier posible persona infectada, a fin de contener y evitar la diseminación de la epidemia, así como su correcto tratamiento.
La respuesta del sistema sanitario ante cualquier caso sospechoso está siendo rápida, eficaz y coordinada. Hasta hace poco solo se había detectado en España una infección confirmada, en un alemán en la isla de La Gomera. Un caso importado, que, debido a la eficacia del dispositivo sanitario, fue adecuadamente aislado y tratado y no ha generado ninguna infección secundaria.
Ahora que se ha detectado un caso en Mallorca, también importado, es muy importante que todos los mallorquines sean conscientes de que los protocolos sanitarios han funcionado, de que el paciente y su familia están aislados y con el tratamiento médico correcto y que no hay ninguna razón para la histeria ni para el pánico y, mucho menos, para actuaciones racistas o discriminatorias hacia la comunidad china.
E, incluso si aparecen nuevos casos, todos debemos ser conscientes de que nuestro sistema sanitario está perfectamente preparado y alerta para hacer frente a cualquier eventualidad.
… primero fue una, luego tres y luego cinco… creo que por ahora van por ocho las grandes compañías tecnológicas que han excusado su presencia a la feria internacional de Barcelona… creo que es a ellos a quién va dirigido este artículo, no a la gente de a pie como las que leemos estos artículos