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Así viviremos en 2030

Los estudios demográficos auguran un saldo positivo, sobre todo gracias a la inmigración

Más población, menos espacio
Más población, menos espacio
Mirando al 2030, ¿cómo viviremos en las islas?

Las líneas de progresión de la población, según datos del CES, la UIB y que recoge la Fundación Gadeso en su último cuaderno publicado estos días, apunta que la natalidad sigue siendo un dato que aumenta, pero mucho menos que las defunciones previstas, que aumentan mucho más por factores evidentes de la edad de la población. El factor de inmmigración de población que viene a vivir a Baleares es el dato más representativo (algo más del 90%) de aquí a 2030.

Aunque el crecimiento natural (diferencia entre nacimientos y defunciones) arroja un saldo de un 8’4% en los próximos 10 años, el saldo migratorio arroja cifras que se traducen en más de 175.000 personas en esta próxima década (el crecimiento natural equivaldría a tan solo algo más de 16.000 personas).

El perfil poblacional hará que seamos más los adultos o mayores que los niños o jóvenes. Tanto en hombres como en mujeres, las edades con más miembros son los que tienen entre 45 y 60 años. Mientras que se pierden efectivos en las edades más tempranas, la tabla aumenta por la parte de los mayores, perfiles de más de 70 años que viven durante más tiempo y que además no están profesionalmente activos pero que reclaman atenciones socio sanitarias o asistenciales.

Un verdadero reto para la sociedad a diez años vista. Tal y como venía ocurriendo en estudios anteriores, el perfil de mujer supera en supervivencia y esperanza de vida al de los hombres.
La reflexión final del estudio que comenta la Fundación Gadeso pone en la picota el factor sostenibilidad. Por eso propone planificar hoy cómo afrontar los retos que se presentan por estas proyecciones demográficas, con un cambio en el modelo productivo que se apoye en la revolución tecnológica. Por supuesto, con un planteamiento de impulsar la natalidad y mejorar la calidad de las condiciones laborales de las familias.

Finalmente, el estudio advierte que las proyecciones son lineales y sensibles a posibles factores que cambien los datos a diez años vista como crisis económicas o sanitarias, efectos del cambio climático y otros supuestos.


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