En verano son las moras, en noviembre las primeras setas, los amantes de los caracoles ya los buscan cuando llega su tiempo y el calendario no da tregua al campo menorquín. Estos días son muchas las personas que recogen algunos espárragos trigueros en los bordes de los caminos, a la sombra de las paredes.
Los preciados brotes pueden encontrarse hasta abril e incluso mayo dependiendo del tiempo.
La esparraguera es una planta herbácea con pequeñísimas hojas que actualmente se utiliza incluso con fines ornamentales. De esta planta destaca su raíz tuberosa que aguanta de un año para otro incluso tras la desaparición de su follaje.
Es muy importante que el buscador de espárragos sepa tratar a esta planta. Debemos procurar no estropearla para que siga ofreciendo brotes en años sucesivos. Por tanto procederemos a cortar el espárrago por su base con una navaja teniendo buen cuidado de no sacar la mata ni dañar las raíces, que nos procuraran largos años de recogida. El buen recolector conoce la localización de los arbustos y sabe dónde buscar los espárragos de un año para otro aunque es una planta muy extendida por Menorca y el resto de la cuenca mediterránea.
El espárrago se usa desde tiempos lejanos como una verdura y para la medicina, debido a su sabor delicado y sus propiedades diuréticas. Existe una receta para la cocción de los espárragos en el libro más antiguo de recetas que existe. Fueron cultivados por los antiguos egipcios, los griegos y los romanos, los cuales los comieron frescos de temporada y secaban el fruto para su uso en invierno.
El espárrago es bajo en calorías, no contiene nada de grasa ni colesterol, y tiene un contenido muy bajo en sal. Es una fuente rica de ácido fólico, potasio, fibra natural y rutina. El nombre del ácido amino asparraguina se derive de la palabra “Asparagus”, ya que la planta del espárrago es rica en este compuesto.
Es habitual prepararlo en tortilla, aunque también se hace en sopa.