Llegan pocos aviones y no es fácil encontrar turistas estos días en Menorca. A pesar de que las cifras van engordando, apenas hay viajeros, y los que hay se han encontrado con algo a lo que no estaban acostumbrados al instalarse en la Isla: el ruido de las obras.
El Covid-19 ha provocado que el Govern balear haya eliminado las restricciones horarias en la construcción, y eso ha generado las primeras quejas entre turistas y residentes, especialmente en las urbanizaciones. “Empiezan a trabajar a las 7 de la mañana, es insoportable”, lamenta un vecino de Cala Llonga, en Maó.
Darse una vuelta por alguna de las urbanizaciones costeras de la Isla permite encontrarse una multitud de obras. Básicamente, reformas en chalets y viviendas turísticas: “Entendemos la situación, pero hemos notado mucho más ruido que en otros años”, explica un turista habitual de Cala Torret, en Sant Lluís.
“Venimos cada año desde Barcelona, alquilamos siempre la misma casa, pero nunca habíamos encontrado tantas obras a primera hora de la mañana”.
Lo cierto es que la ley aprobada por el Govern el pasado 15 de mayo para reactivar la economía y potenciar el empleo en sectores como la construcción, ha provocado que en una Isla como Menorca entre en conflicto el habitual descanso y la paz, con la estridencia de las obras.
“En pleno mes de julio, con los mensajes que lanzamos cada día para atraer a los turistas, no podemos recibirles con este constante ruido de obras”, asegura un restaurador de Cala’n Blanes, en Ciutadella. “Tenemos turistas habituales que lamentan que este año les cuesta mucho más descansar. No están acostumbrados”.
Después del parón laboral que supuso para la construcción la llegada de la pandemia, muchas empresas aceleran estos días para acabar trabajos: “Nos podemos cargar la esencia de Menorca, es peligroso”, argumenta el vecino residente en Cala Llonga. ¿Obras o descanso? De momento, este verano, tendrán que convivir juntos…
No se puede estar en misa y repicando. Así nos vamos a la kk.
Que no vengan!!