“Menorca se ha convertido en los últimos años en el destino por excelencia de los que no se conforman. Aquellos que buscan unas vacaciones que bien pueden versar desde tumbarse horas bronceándose en una playa de aguas cristalinas, pasando por realizar alguna ruta a caballo o practicar kayak bordeando la costa menorquina, hasta hacer una degustación de vinos y quesos en alguno de los agroturismos de la zona o calzarse el zapato más cómodo con el propósito de andar más de una hora para alcanzar una cala de arena volcánica”. La prestigiosa publicación turística Condé Nast traveler ha dedicado un reportaje a llevar a sus lectores “De ruta por las playas y calas del norte de Menorca, la parte más salvaje y cautivadora de la isla“.
“Es en el norte cuando nos encontramos abruptos acantilados, arena de un color rojizo como si fuera de otro planeta, formaciones rocosas de pizarra y un entorno virgen en el que si hay suerte puede que tengamos la playa casi para nosotros solos. ¿No suena mal, verdad?” dice la autora, Silvia Ruiz de la Prada, que va desde Cala Tortuga y Cala Presili hasta Cala Morell y sugiere acabar el recorrido disfrutando de “uno de esos atardeceres que roban el aliento y que nos curan de todos nuestros males” en Punta Nati.
