La paciencia de las enfermeras y enfermeros que desarrollan su labor en el sistema de salud de Baleares está a punto de agotarse. La segunda oleada del coronavirus, que se ha producido con bastante antelación respecto a las previsiones iniciales que la situaban en otoño, ha sorprendido a estos profesionales en un contexto de precariedad y falta de efectivos y de medios que se agrava a media que van transcurriendo los días y se va incrementando la carga asistencial, tanto en Atención Primaria como en los centros hospitalarios.
El secretario general del sindicato de enfermería SATSE, Jorge Tera, ha advertido, en declaraciones a mallorcadiario.com, que el sector “lo veía venir desde hace semanas. Por una parte, los centros de salud están saturados de trabajo porque hay muchos profesionales de vacaciones en un momento de repunte de casos en el que, además, la Atención Primaria ha asumido el liderazgo de los trabajos de seguimiento de diagnósticos positivos y contactos estrechos”.
La razón de este déficit de recursos humanos y operativos tiene que ver, según Tera, con la decisión del IbSalut de “presionar a los profesionales para que cogieran sus vacaciones con antelación bajo la advertencia de que, si las postergaban para los meses de otoño, no se les podía garantizar que pudieran disfrutar de estos permisos”.
A pesar de que al inicio del periodo estival la actividad asistencial pareció normalizarse gracias al descenso paulatino de los contagios por Covid-19, a partir de principios de agosto, tal como relata el representante sindical, “la situación fue complicándose en los centros de salud con la incorporación de las labores de rastreo de casos, el aumento de diagnósticos, el seguimiento de los pacientes que no se hallan ingresados, y la realización de las pruebas de detección. Posteriormente, la presión se ha trasladado también a los hospitales”.
PROFESIONALES AFECTADOS POR EL COVID
Las vacaciones constituyen un factor determinante en la merma de efectivos en las plantillas, pero no el único. A esta situación hay que sumar a los profesionales sanitarios que se hallan de baja médica, que en algunos casos coincide con trabajadores que han estado en contacto con el virus y que permanecen en situación de aislamiento o en tratamiento médico tras haberse confirmado la infección.
Según datos actualizados el pasado 28 de agosto, el número de profesionales del sistema de salud balear con un diagnóstico de Covid activo ascendía esa fecha a 155, de los que 56 pertenecen al colectivo de enfermería. Desde el inicio de la epidemia, un total de 477 profesionales se han hallado en esta situación.
Al mismo tiempo, otros efectivos asistenciales están, ahora mismo, en periodo de aislamiento tras haber mantenido contacto con alguna persona infectada, a la espera de comprobar su estado epidemiológico. Así ocurría, en función de esta actualización de datos, con 423 profesionales de los que 142 están vinculados a la actividad de enfermería.
EMPEORAN LAS RATIOS DE PACIENTES POR ENFERMERA
La consecuencia más directa de este escenario es que las ratios sobre el número de pacientes por cada profesional enfermero se han disparado en Baleares hasta extremos insostenibles, especialmente en hospitales como Son Espases y Son Llàtzer, donde los ingresos de pacientes con Covid se suceden continuamente. Si en la primera oleada, la ratio era de 1 enfermera por cada 6 pacientes, ahora la proporción ha crecido hasta alcanzar la ratio 1-7 en Son Llàtzer y entre 1-8 y 1-9 en Son Espases, según los datos que obran en poder del sindicato SATSE. Para el secretario general de esta organización, este incremento de los ratios “implica que la actividad de los profesionales se halla un 50 por ciento por encima respecto a la primera oleada”.
Entre las alternativas que las entidades sindicales han propuesto a la administración para paliar la sobrecarga de trabajo de los profesionales del sistema de salud está la optimización de las bolsas de empleo. Sin embargo, la respuesta de los responsables políticos, según Tera, es que “las bolsas están agotadas”. El dirigente de SATSE entiende que esto sea de esta forma teniendo en cuenta el aumento de la demanda laboral entre las actividades asistenciales que ha generado la crisis sanitaria.
Aún así, Tera critica que la administración “no se mueva para hacer viables otras opciones, como atraer a trabajadores de otras comunidades autónomas que, evidentemente, no se desplazarán a Baleares para aceptar un contrato de un mes, pero que no se lo pensarían dos veces si se les ofrecerá una mayor estabilidad laboral, por ejemplo con contratos de un año de duración”.
Tera también ha lamentado que desde el IbSalut “ni siquiera se haya apostado por levantar las restricciones que permitan la incorporación de aspirantes que están en bolsa y que, a causa de una sanción del pasado, no pueden ser contratados. En unos momentos tan dramáticos como los que vivimos, estas sanciones deberían anularse porque el objetivo prioritario debería ser dotar de más recursos humanos a la sanidad con vistas a hacer frente a la pandemia con mejores garantías”.
A LOS HÉROES DE LA PANDEMIA YA NO LES VALEN LOS APLAUSOS DE LOS POLÍTICOS
Durante las largas semanas del estado de alarma, los profesionales sanitarios se convirtieron en los héroes indiscutibles de unos ciudadanos que supieron valorar su compromiso con la salud pública y su abnegación en el ejercicio de sus funciones.
También desde las diferentes instituciones se elogió abiertamente la aportación de enfermeras, médicos y el resto del personal asistencial. Sin embargo, cuando el periodo más crudo y difícil de la pandemia se fue superando y, paulatinamente, se fue recuperando la normalidad, el pago que recibieron estos profesionales no estuvo a la altura de su sacrificio.
Así lo piensa Jorge Tera, para quien “hubo mucho aplauso en ese momento, pero la realidad posterior ha sido muy distinta. En Baleares, el Govern canceló la subida salarial del dos por ciento a la que se había comprometido. Existían acuerdos sobre mejoras retributivas que el Ejecutivo balear suscribió antes de las elecciones autonómicas y que debían aplicarse progresivamente en el transcurso de los tres próximos ejercicios. Así sucedió el primer año, pero en 2020 ya se nos ha anunciado que el abono de estos complementos económicos ha quedado suspendido, a pesar de que existe un acuerdo en vigor entre el Govern y los representantes sindicales”.
Para el dirigente de SATSE, está claro que “en cuanto se acabó la fase más dura de la pandemia, la administración empezó a maltratarnos, no solo desde el punto de vista económico sino también con medidas tan discutibles como presionar a los profesionales para que disfrutaran de sus vacaciones antes del otoño. Por esta razón, ahora ya nadie se cree los aplausos de la administración”.
.- Un artículo de Joan F.Sastre