Siempre se ha dicho que los ojos son el espejo del alma y en gran medida posiblemente sea así, aun sin estar del todo seguros de que el alma exista realmente. Así, hay miradas llenas de ternura, o de melancolía, o de compasión, o de luz, que nos muestran a una buena persona, del mismo modo que las hay también opacas, u oscuras, o ásperas, o profundamente inquietantes, que nos revelan a alguien de quien seguramente convenga alejarse un poco, probablemente algo más allá de la distancia interpersonal de seguridad de un metro y medio hoy recomendada.
Los ojos nunca engañan. Si tenemos un poco de perspicacia, observando una mirada podemos descubrir si la persona que está ante nosotros está triste o alegre, si se encuentra bien o mal, si en su corazón hay bondad o a lo mejor no la hay. Tal vez, uno de los beneficios añadidos y todavía hoy no reconocidos del uso generalizado de la mascarilla sea que nos ayuda a tener una mejor y más completa percepción de los demás en ese sentido.
Es curioso lo que sucede con la mirada. Así, por ejemplo, las personas enamoradas no dejan de mirarse continuamente a los ojos, sin cansarse, mientras que si alguien que no conocemos o que conocemos poco nos mira fijamente, nos acaba causando siempre una cierta incomodidad, a no ser que sea nuestro oculista cuando nos está tratando una conjuntivitis provocada por los excesos actuales del teletrabajo.
El poder de la mirada es tal, que el mejor modo de saber si hemos hecho algo que no estaba del todo bien o si quizás hemos faltado un poco a la verdad es que alguien que nos conoce bien nos diga: «¡Por favor, mírame a los ojos!». Si en ese momento no somos capaces de mirar directamente a los ojos a esa persona allegada o de sostenerle la mirada unos segundos, posiblemente sea porque algo pasa o algo no va bien. O porque aún no nos hemos curado de la conjuntivitis.
… uno, el alma no existe.. .existe la persona, eso es evidente, un cuerpo y una mente finitas que tienen una vida que llenar… dos, me da mal cuerpo esa loa soterrada a las sociedades en que los ojos sean lo único que podemos ver de las personas al mirarlas, esas sociedades medievales imbuidas de una perniciosa religiosidad tal que ya no son personas, sino entes desprovistos de personalidad en aras de horribles creencias de censura y discriminación, misoginia y machismo… pero aún así es verdad que los ojos son elementos básicos de comunicación y entrada de información, y que si una fémina nos sonríe con ellos, que se quiten tetas o culos… los ojos imponen, sí señor