El incendio del campo de ¿refugiados? de Moria en la isla griega de Lesbos ha puesto de nuevo en la primera página de los medios de comunicación la situación lamentable, indecente, insoportable de los migrantes que llegaron a la isla hace ya años y que se han encontrado en un callejón sin salida, literalmente, ya que no pueden salir de la isla hasta que no se haya sustanciado su solicitud de estatus de refugiado, pero el proceso está absolutamente colapsado y en vía muerta, lo que convierte su estancia en la isla en un desespero sin expectativas.
El propio campo se puede describir como un campo de concentración donde se hacinaban trece mil personas en unas instalaciones con una capacidad de tres mil como máximo. Las condiciones de vida eran infames y peligrosas, sin las más mínimas infraestructuras sanitarias, educativas ni higiénicas. Los residentes describen la vida en Moria como incluso peor de aquella de la que huyeron.
Alguien escribió en la entrada de campo “Bienvenidos al infierno”, lo que describe sobradamente como perciben los residentes las condiciones del campo y que coincide con los testimonios de todos los miembros de ONGs que han trabajado en el campamento.
Para los trece mil residentes de Moria la isla de Lesbos se ha convertido en una prisión de la peor especie, después de arriesgar la vida en el trayecto desde sus países de origen hasta Europa, se han encontrado atrapados en el laberinto de la incapacidad de los países de la UE de articular una política común migratoria y de acogida y refugio y la insolidaridad de algunos de los miembros de la unión, encabezados por Hungría, Polonia y Eslovaquia, y también de un porcentaje no desdeñable de la población europea, que ha respondido a la alerta migratoria con rechazo, xenofobia y racismo.
Toda la respuesta de la UE a la crisis migratoria es ineficaz e inoperante desde hace años y por parte de algunos países y algunas opciones políticas indecente e indigna de considerarse democrática y civilizada, pero el caso de los migrantes atrapados en Lesbos es particularmente terrible y debería solucionarse ya. De momento, lo único que se le ha ocurrido al gobierno griego es habilitar un nuevo campo similar, al que ya se le llama Nueva Moria y al que los migrantes se niegan a ir, puesto que ello significaría perpetuar las infernales condiciones de la Moria original- Alemania ha sido el único país de la UE que ha dado un primer paso al acoger a los aproximadamente cuatrocientos menores no acompañados que sobrevivían en el campo y Angela Merkel y su vicecanciller han hecho declaraciones públicas en las que han vuelto a reivindicar la necesidad de un acuerdo global de los socios europeos en materia migración y refugio, reclamación a la que de momento no ha habido repuestas positivas y España en concreto ha dicho que no acogerá a ningún refugiado de Lesbos, aunque algunas comunidades autónomas, como Valencia, Euskadi y Catalunya entre otras, sí se han mostrado dispuestas.
Los migrantes atrapados en Lesbos esquivaron durante el viaje hasta Europa a la muerte que encontraron muchos de sus acompañantes y lo hicieron solo para topar con la insolidaridad y el sinsentido de la burocracia europea y verse condenados a la muerte en vida del campamento de Moria.