Los bancos no son lo suficientemente fuertes para enfrentarse a los retos más inmediatos del sector financiero: ¿hay que hacer limpieza? La crisis económica que apenas comienza, la competencia de las Fintech y la amenaza del blockchain son algunas de las oportunidades de crecer que actualmente los bancos españoles no se pueden permitir explorar. La absorción de Bankia por parte de Caixabank ha abierto un escenario de fusiones entre las grandes entidades financieras del Estado que tiene como objetivo crear bancos más grandes y fuertes que estén a la altura de las circunstancias y no puedan caer. Los puestos de trabajo que desaparecerán por el camino y la posible falta de competencia son efectos colaterales de una estrategia que cuenta con un apoyo parcial del Gobierno.
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La parte socialista del Ejecutivo tenía la excusa perfecta para aplaudir la operación de Bankia y Caixabank, ya que el rescate del primer lo dejó con más de un 60% de titularidad pública. Pero la nueva ola de fusiones que se prevén -con la del Banco Sabadell y el BBVA como una de las primeras de la lista- no dejan indiferente el Gobierno central. “Debe garantizar un sistema bancario saneado; el Gobierno no se puede permitir que caigan bancos “, asegura Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de Economía y Empresa de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC). Es por ello que el nuevo proceso de concentración del sistema financiero se ha convertido, prácticamente, en una cuestión de Estado.
La primera ola de fusiones bancarias también fue tras una crisis: varios bancos pequeños son más débiles que uno fuerte. Si a partir de 2008 la concentración tuvo como resultado la desaparición de la mayor parte de las cajas de ahorros del país, ahora va camino de convertir los seis mayores bancos del Estado en menos entidades pero más fuertes. Una segunda limpieza. ¿Pero servirá de algo tener empresas más grandes si no son más eficientes? “Necesitamos digitalización, transformación y modernización”. Estas son las tres demandas que hace Anton Gasol, el decano del Colegio de Economistas de Cataluña (CEC), en el sector.
El principal riesgo con el que se encuentran ahora las entidades financieras es el aumento de la morosidad que se produce habitualmente con las crisis económicas. “A pesar de las medidas que estableció la Unión Europea para que no vuelva a pasar como en 2008, si los clientes no pueden pagar, la morosidad aumentará”, avisa Ruiz-Dotras. Aunque este riesgo se ha incrementado mucho, la profesora de la UOC admite que no hay más remedio que los bancos sigan dejando dinero. Pero esta circunstancia es temporal. Lo que de verdad asusta las grandes empresas financieras es la innovación y la falta de capacidad para adentrarse.
Muestra de ello es el poco énfasis y concreción que dibujaron los máximos directivos de la nueva Caixabank, Gonzalo Gortázar -consejero delegado- y José Ignacio Goirigolzarri -presidente ejecutivo-, en el papel que tendrá la innovación en la entidad surgida de la absorción durante la rueda de prensa de presentación oficial del proyecto. El todavía presidente de Bankia apuntaba la revolución tecnológica como uno de los tres principales retos de la superentidad, junto con la crisis y la baja rentabilidad en la que está inmerso todo el sistema por los tipos de interés negativos. Esta fue la única alusión a un posible paso adelante en la modernización de lo que será el primer banco del Estado.
La clave está en el blockchain y Fintech
“Los bancos tienen muchos costes fijos y les es difícil competir con el blockchain, por ejemplo”, explica la experta. Cree que la revolución que provocará esta tecnología de registro de información será tan grande como la que supuso la llegada de internet en su día. Las fusiones que puedan venir en el sistema financiero, asegura Ruiz-Dotras, permitirán introducir cambios. La incógnita se encuentra en sí podrán ser tan disruptivos como requiere la parte más tradicional del sector ahora mismo.
Mientras que los bancos tradicionales tienen graves problemas para enfrentarse a la innovación, quien lo tiene más fácil son las Fintech, con muchas menos gastos fijos y, por tanto, más margen de acción a la hora de invertir en tecnologías pero también de ofrecer precios más competitivos. Así, considera el especialista en Economía y Empresa de la UOC, el futuro del sector dependerá de éstas: las Fintech serán los principales propulsores de la nueva ola de fusiones. Este futuro puede ser más cercano de lo que se espera el mismo sector.
Por un lado, los grandes bancos tradicionales mantienen el oligopolio y tienen la clientela ligada, pero por otro, los neobancs ganan terreno entre los usuarios jóvenes y de perfil emprendedor. Según Elisabet Ruiz-Dotras, “los clientes con hipotecas y las empresas están muy ligados a los bancos de toda la vida, les cuesta cambiar, pero las personas que deben empezar y quieren reducir costes, no dudan en apostar por una Fintech”. De hecho, los perfiles vinculados a las grandes entidades son cada vez más envejecidos y, una vez llegada la jubilación, dejan de ser un buen negocio.
Una de las ventajas de las Fintech, asegura, es que se han centrado en las necesidades de los clientes. Pero su poder debe matizarse. Ruiz-Dotras afirma que a veces quién está detrás de la industria financiera centrada en la aplicación de nuevas tecnologías son los mismos bancos: “A menudo sólo hacen de intermediarias”.
Fusiones para hacer frente a más competidores
Anton Gasol apunta otra posible amenaza al monopolio: los bancos centrales. “No tardaremos en ver que emiten moneda virtual, y esto quiere decir que todo el mundo podrá tener sus depósitos”, explica. La llegada de bancos extranjeros es otro escenario a tener en cuenta y que las fusiones bancarias pueden ayudar a mantener controlado. Antes de la primera ola de fusiones y, por tanto, de limpieza del sistema financiero -tanto español como europeo-, algunos bancos internacionales habían visto una oportunidad para salir de sus fronteras. Es el caso de ING, que aterrizó en España poco antes del 2000.
Ahora, aunque el escenario es diferente, Ruiz-Dotras no descarta que venga otra ola de entidades europeas. Sí que ve poco plausible que las fusiones salten fronteras: “A corto plazo es complicado, porque las regulaciones dentro de la misma UE son diferentes de un país a otro y una fusión transfronteriza es compleja”. La segunda ola de fusiones bancarias, con el apoyo del Gobierno, se prevé, pues, doméstica. El objetivo: evitar más casos Bankia.
.- Este es un artículo de Margalida Vidal Barceló y AMIC para Menorcaaldia.
Apostar en un caballo sólo que corre con Internet es de alto riesgo cuando los plomos salten.La Pandèmia és sonido de alarma que el Planeta como “casa común” dice…basta. Contigo “Pan y Cebolla” aunque los ojos lloren.