La fórmula que propone la titular de Bienestar Social del Consell insular responde a los modelos de previsión futura. Por un lado tenemos una demografía que indica que el número de personas mayores será cada vez superior. Esto indica que se deberán destinar más recursos a atender la asistencia socio-sanitaria a este colectivo.
Por otro lado se cuenta con la previsión de crear más plazas de residencias geriátricas en la isla. Por un lado con la ampliación de las existentes en poblaciones como Ferreries o Sant Lluís. También con los proyectos ya en marcha de reforma del antiguo cuartel militar de Santiago en Maó (por poner un ejemplo). Sin embargo, todas estas plazas que están a punto de incorporarse a la oferta existente, no bastarán para compensar la demanda.
Por este motivo, Torrent propone un modelo combinado en el que se destinen más esfuerzos a ofrecer servicios socio asistenciales en el hogar de la persona que los reciba. Ya existen elementos como la teleasistencia que son un recurso de ayuda muy útil para un determinado tipo de usuario. En definitiva se trata de valorar de manera correcta las necesidades del usuario para otorgarle la ayuda que necesita y, además, trabajar desde un aspecto de fomentar la autonomía y no al contrario.
La consellera Torrent explicaba este viernes pasado en Radio Menorca que si una persona puede pelarse una manzana para comérsela, no tiene sentido que alguien le haga este trabajo. De la misma manera, fomentar la autonomía personal es el mejor camino para envejecer con salud.
El envejecimiento está ligado a la pérdida progresiva de las capacidades físicas. Existen distintas causas que pueden limitar a las personas mayores físicamente, como son: la pérdida de movilidad, las enfermedades crónicas, pérdida de vista o audición, o el consumo de fármacos. El grado de estas limitaciones varía de una persona a otra, pudiendo ser menos dependiente alguien que padezca una dolencia concreta que otra que no sufra ninguna enfermedad.
Cuidar y ayudar a las personas mayores puede traducirse en mayor dependencia. Para fomentar su autonomía hay que acondicionar el espacio físico: mediante elementos que de forma segura, ayuden a la persona a realizar las tareas de su vida cotidiana. Adaptar la vivienda es el primer paso para conseguirlo, quitando barreras arquitectónicas o añadiendo elementos que faciliten la movilidad.
Con el objetivo de mejorar la autonomía también se recomendaría que se realizaran tareas que la persona mayor sea capaz de hacer por sí misma. Por otro lado, cuando una persona mayor realiza una tarea de forma autónoma es necesario que esta tenga una consecuencia positiva para ella, como el reconocimiento de la misma.
Al trabajar un modelo más diversificado se espera dirigir mejor los recursos socio sanitarios destinados a las residencias geriátricas, que quedarían destinadas a los casos más dependientes.