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“Canción para la Navidad”

Un artículo de Josep Maria Aguiló

Belén en Sant Francesc de Maó.
Belén en Sant Francesc de Maó.

Como cada año, esta pasada Nochebuena escuché varias veces uno de los temas que más me gusta escuchar siempre durante estas fechas, «Canción para la Navidad», una de las composiciones más hermosas y más profundamente melancólicas de José Luis Perales, uno de mis cantautores favoritos.

Desde que empecé a hacerme ya un poco más mayor —aunque aún no lo soy demasiado—, cada Nochebuena me gusta escuchar todas aquellas canciones que, de alguna forma, nos recuerdan qué celebramos cada 24 de diciembre, que esencialmente es el inicio de un nuevo tipo de esperanza.

La Nochebuena es la fecha simbólica del inicio de esa esperanza y, al mismo tiempo, es también una noche muy especial en la biografía de millones de personas, porque cada año suelen volver, además, viejos recuerdos de la infancia, como el belén, el árbol, los adornos, las guirnaldas, las bombillitas en los balcones o los villancicos, aunque este año apenas se estén escuchando, como si hubiera un acuerdo tácito de respeto y de empatía hacia todas las familias que estos días no han podido celebrar la Navidad.

Los viejos recuerdos de la infancia incluyen también en algunos casos el frío intenso, los paisajes nevados, las calles completamente iluminadas, las compras, los especiales de fin de año en Televisión Española, el chocolate y las ensaimadas que comíamos cada Nochebuena y cada Nochevieja, las bellas postales manuscritas que enviábamos y que recibíamos, las cartas a los Reyes Magos, los regalos que descubríamos el 6 de enero o, ay, el Scalextric que algunos niños no llegamos nunca a poder lograr.

«Navidad, es Navidad./ Toda la Tierra se alegra./ Y se entristece la mar./ Marinero, ¿a dónde vas?/ Deja tus redes y reza./ Mira la estrella pasar./ Marinero, marinero,/ haz en tu barca un altar./ Marinero, marinero,/ porque llegó Navidad», dice la hermosa canción de José Luis Perales. Esa esperanza que nació hace más de dos mil años y que se reafirma año tras año, la hemos podido sentir de nuevo con fuerza en nuestros corazones, pese a todo, también estos días. Gracias a Dios, también este año llegó de nuevo la Navidad.


Comment

  1. … seamos serios, todo lo que has mencionado en tu artículo, la ilusión de los regalos, el aroma de las comilonas y los dulces, la animación de la decoración esplendorosa y las compras, el buen rollo de la gente… todo ello sale del género humano, no nos es dado por ninguna divinidad inventada, la navidad sin su componente religiosa es posible, lo vemos cada año, y sigue siendo ilusionante y encantadora… SIN necesidad de dios ni niñito Jesús ni misa del gallo ni ostias en vinagre… por eso me chirría la letra de esa canción de catequesis que mencionas, no es hermosa en absoluto, prefiero mil veces la icónica “un velero llamado libertad”, esa sí que emociona… deja en paz al pobre marinero que haga lo que quiera… dos mil años? no hubo esperanza los millones de años previos de la historia de la humanidad? debemos reducirlo todo al milenarismo católico, esa secta que intenta siempre apropiarse de los buenos sentimientos? pues no, la navidad es nuestra, nos hemos ganado las fiestas con nuestro esfuerzo, no tenemos que darle las gracias a una religión por merecer unas vacaciones ganadas con nuestro propio esfuerzo… la patética apologética de salón da pena, felices fiestas sí, pero guárdense las menciones confesionales, ya como que sobran, no se echan en falta en absoluto… nuevos tiempos, asúmanlo…

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