Mejorar el aislamiento térmico de una vivienda es la mejor forma de evitar pérdidas de calor, y por tanto, conseguir ahorrar energía. Los expertos coinciden en que instalar un buen aislante térmico en paredes, incluso en techos y suelos, puede suponer unos ahorros energéticos de hasta un 35% en el gasto de calefacción.
En el caso de vivir en un bloque de pisos y que la comunidad no quiera realizar una rehabilitación completa, hay que apostar por un aislamiento interior.
Las paredes pueden suponer hasta el 20% de las pérdidas térmicas de un edificio, y pueden aislarse tanto desde el exterior como desde el interior. La ventajas de hacerlo desde el exterior son varias: se ahorran las molestias de tener obras en el hogar y también es más efectiva, ya que se evitan puentes térmicos como pilares, cajas de las persianas o cantos forjados. Además, se evita la pérdida de superficie útil. En el mercado existen varias opciones con diferentes acabados, que van desde la porcelana hasta la piedra natural.
En cuanto a las paredes interiores se pueden colocar paneles rígidos en todos los muros que están en contacto con el exterior. Algunos se adhieren de forma directa a la pared mientras que otros llevan una pequeña estructura que los sujeta.
En edificios de más de 30 años, las paredes están formadas por dos capas de ladrillo con un cámara de aire en medio. Es posible rellenar este espacio con un material aislante, como bolas de poliextireno o borras de lana mineral. Se puede realizar de forma no muy costosa y sencilla haciendo dos agujeros en la parte superior del tabique y rellenarlo con el material.
Ahora nos vamos a las puertas y ventanas. Un buen sellado es clave para evitar las pérdidas térmicas. Los marcos de aluminio o de PVC con rotura de puente térmico pueden ser una buena forma de conseguirlo, asegurándonos de que están bien ajustadas. En el caso de las ventanas, los burletes de caucho consiguen buenos resultados. Y las ventanas con doble acristalamiento también aumentan la eficiencia energética, que además también evitan el desagradable efecto de condensación en el interior de la ventana.