A lo largo del tiempo han mejorado los aspectos de seguridad para proteger la información de nuestros teléfonos móviles, cuentas de banco en el entorno digital, acceso a webs, a la nube o a casi cualquier lugar donde tengamos datos personales o de cierto valor.
Los expertos apuntan que aún hay un porcentaje de usuarios que utilizan como contraseña datos “previsibles” como una serie numérica como 123456 o las teclas del teclado en el orden en el que están delante de nuestros ojos, el DNI, fechas de aniversarios o cosas así.
A menos que tengamos un problema serio de memoria como el personaje Dori de Buscando a Nemo, no deberíamos utilizar la misma mala contraseña para todos los entornos. Para evitar sustos, hay que escoger contraseñas más complejas y fuertes, que no les pongan las cosas fáciles a los piratas informáticos.
Más que complicarse con muchos símbolos y caracteres especiales, lo más efectivo es crear una contraseña larga. Un truco que suele funcionar bien es combinar varias palabras de una frase que nos resulte tan fácil de recordar como complicada de transcribir exactamente.
Dentro de esta combinación de palabras es ideal insertar alguna cifra o carácter especial y, si además es una serie de palabras que no tengan relación entre ellas pero para nosotros sí que signifique algo, mejor. Por ejemplo: Traslademos un objetivo personal; queremos llegar a ganar la lotería para ir de viaje a las Bahamas y todos los primeros viernes de cada mes vamos a apostar solo 1 euro. La contraseña podría ser: PrimitivaBahamas1Viernes1.
Antiguamente nos ceñíamos a una combinación de 4 cifras. Algo así como el candado que le ponemos a una puerta o a una bicicleta. Pero los piratas informáticos utilizan programas de cálculo que insertan variables que cazan de nuestro rastro por internet hasta conseguir acercarse tanto que en ocasiones nos aciertan este tipo de contraseñas. Por eso, con el tiempo, es necesario complicárselo. Hoy en día son más seguras las contraseñas que combinen cifras, letras y símbolos en un número de 15 o más dígitos.
Las contraseñas que utilicemos no podemos apuntarlas en un papel, ni llevarlas encima, ni que tengan palabras que nos identifiquen o que signifiquen algo personal muy evidente y sobre todo no utilizar la misma para todas las puertas.
Algunas webs sugieren combinaciones de contraseñas. Los mismos expertos no las recomiendan puesto que algunas plataformas pueden guardar reseñas de éstas.