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“El secuestro del protestantismo”

Una carta de Juan Calvín Palomares


¿Cuál es el esquema de pensamiento que predomina en una sociedad plural como la nuestra? Siendo francos podríamos decir que el pragmatismo es lo más común: algo es verdadero o válido si es práctico. Si hablamos de creencias el pragmatismo se tiñe, en la mayoría de los casos, de dos tendencias: o de fundamentalismo o de relativismo. En una sociedad plural, donde diferentes discursos religiosos coexisten, en la conciencia de los creyentes se produce una cierta ansiedad por la incertidumbre. El fundamentalismo y el relativismo son las estrategias mayoritarias para diluir esa ansiedad ante la duda que genera la pluralidad. El fundamentalismo niega la duda reaccionando violentamente contra ella y negando el valor de todo aquello que cuestione el discurso interno. El relativismo, de igual manera, reacciona contra la duda, pero esta vez negando toda posibilidad de consenso riguroso, pues se defiende que toda opinión es igual de valida sin ningún espíritu crítico.

En nuestro país, y me temo que en nuestra isla de Menorca, el fundamentalismo ha secuestrado la tradición protestante. Una de las primeras iglesias formadas en España es la de Menorca  y en su día apostaba por el progreso, en el espíritu liberal que la caracterizaba, hoy se han copado de esa estrategia violenta contra la duda. El problema no sólo es ideológico, no sólo se nos relaciona con la ultraderecha como VOX, o con tendencias falócratas, sino que organizativamente el fundamentalismo cumple un patrón antidemocrático. Si en algo se caracteriza el protestantismo, al menos históricamente, es en la jerarquía horizontal, esto es, en que los miembros de una comunidad tienen el derecho de decidir los asuntos importantes dentro de la misma. Esto hoy se ve desintegrado en esos miedos fundamentalistas.

Esto no ocurre en todas las iglesias evangélicas de España, y no creo que en Menorca nuestra situación sea irreversible. El secuestro de la comunidad en la respuesta fundamentalista ata de pies y de manos a la comunidad. Un ejemplo paradigmático de esta situación es la declaración de Mamré. En ella los diferentes pastores de la Iglesia Evangélica de España acordaron dar el paso necesario para una pastoral inclusiva, esto es, hacer todo lo posible en las comunidades para que las actitudes homófobas sean definitivamente superadas. Una declaración acordada en 2015 a nivel nacional y de la que sus miembros en Menorca no han sabido nada hasta apenas hace unos días (y por la valentía a título personal de un miembro consciente de su existencia). Esa reacción violenta contra la duda, contra la pluralidad, que podemos resumir como fundamentalismo, estructura el poder en las comunidades de tal manera que ocurren estas situaciones en las que los miembros se ven secuestrados por las opiniones de quienes se supone los deben guiar.

La situación no es definitiva y si escribo esto es con la esperanza de que la comunidad evangélica de Menorca tome conciencia de la situación en la que está. Una comunidad sana, en la que el poder no se estructura a través de esquemas fundamentalistas, funciona a través de un consejo de ancianos elegido por todos los miembros de la misma comunidad. Este consejo es un contrapeso necesario para que no ocurran asuntos como el de la ocultación de la declaración de Mamré. Yo escribo esto desde la desesperación, pues se me ha negado la palabra y la participación a raíz de cuestionar, precisamente, estas estructuras fundamentalistas que imperan; pero sobre todo lo escribo por el amor que tengo a dicha comunidad: nadie merece ser rehén de las opiniones de otro. Tengo la esperanza de que la situación se puede revertir y los miembros de esta comunidad pueden tomar las riendas que les han sido negadas.

El protestantismo en Menorca se identifica cada vez más con personajes como Trump o Bolsonaro. ¿No hay más evangelio en una letra de Young Beef que en el ultraconservadurismo neoliberal de pastores archiconocidos como John Mc.Arthur? Hoy nos encontramos ante el reto de construir una pastoral que, coherente con la tradición protestante, se configure a través del real sacerdocio de cada miembro de la comunidad, y esta, como no puede ser de otra manera, y cuando no es llenada de los miedos fundamentalistas de turno, se preocupa por la justicia que merecen las personas homosexuales, se preocupa por asuntos como el empoderamiento de la mujer, y tantas cuestiones que por su actualidad son relevantes.

El fundamentalismo no es una identidad, no es algo irreversible, sólo es una reacción ante el miedo por las dudas que genera la pluralidad, un miedo que convierte a pastores en carceleros. La amenaza velada que suscriben, con palabras más o menos veladas, es que fuera de sus muros y de sus raíces sólo hay podredumbre. Otro de los ejemplos paradigmáticos de esta situación es el desinterés absoluto por el ecumenismo, cuando no tiene nada que ver con el interés real del grueso de la comunidad. Sueño con la liberación de ese miedo, con una reforma que devuelva el poder a los miembros. Ojalá estas palabras puedan dar lugar a un primer paso para ello.


Comments (4)

  1. Menorc@aldia es elogiable por su sigla @ inclusiv@ y polisémic@ pues ofrece espacio con su visión libre y liberadora de miras,tanto que hoy Lutero,Calvin y cómo no Anna y John Thompson fundadores del Metodismo en nuestra Isla…tod@s la leerían com sumo placer.Som-hi!

  2. … como antiteísta, debería intentar no inmiscuirme en las cuitas de los rebaños confesionales… pero no dejo de sorprenderme de cómo se extrañan algunos de qué va el tema, cuando descubren los comportamientos dogmáticos e inamovibles de las sectas, de cómo controlan a su grey con mano de hierro, dictatorialmente, son tratados de manera inmisericorde y se extrañan al descubrir dónde se han metido… la fe es fanatismo por la creencia, sin concesiones, sin reflexión ni fisuras, porque si no, todo el edificio se cae por su propio peso… pero repito, si entras en esas sectas, hay que estar a las duras y a las maduras, cerrar los ojos y recitar el mantra para abstraerse de la realidad y el sentido común… en fin, si has apagado la luz y te has dado un coscorrón, es problema tuyo: o lo disfrutas de manera masoquista, o vuelves a encender la luz y te das un masaje… y como yo no tengo ese problema, mejor me callo y cada cual que se divierta como quiera…

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