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“Habrá que reformular las vacunas para las nuevas variantes que aparezcan”

Antonio Oliver, jefe de Microbiología de Son Espases

Antonio Oliver.
Antonio Oliver.
El jefe de Microbiología de Son Espases alerta sobre la necesidad de actualizar periódicamente las vacunas de la Covid. (Foto: MALLORCADIARIO)

En estos últimos meses, uno de los asuntos que más está preocupando en relación al coronavirus está siendo la aparición de distintas variantes. Una de las primeras en aparecer fue la denominada variante europea, si bien ahora mismo hay ya cientos de variantes. De ellas, ahora se está hablando esencialmente de tres: la inglesa, la brasileña y la sudafricana. En ese contexto, el jefe del Servicio de Microbiología del Hospital de Son Espases, Antonio Oliver, recuerda que desde abril del pasado año Son Espases tiene un programa de vigilancia por secuenciación de variantes. A lo largo de la entrevista, Oliver explica de manera sencilla y clara en qué momento se encuentra ahora mismo la pandemia.

¿Hay más variantes además de la inglesa, la brasileña y la sudafricana?

Hay más, pero esas tres son las más relevantes. La variante inglesa es quizás hoy la más significativa, sobre todo por su extensión actual y su mayor transmisibilidad. En cuanto a la variante brasileña y a la sudafricanatienen por ahora un impacto relativamente pequeño en España, pero son más preocupantes, porque podrían conllevar una cierta resistencia a las vacunas.

¿Cuáles serían las otras?

Bueno, hay cientos de variantes diferentes. Muchas de ellas no tienen ninguna relevancia epidemiológica ni suponen una ventaja para el virus en términos de transmisión o de gravedad de las infecciones. En Baleares hemos encontrado ya, por ejemplo, la denominada variante californiana, que sería un poco similar a la inglesa en cuanto a sus propiedades. Pero insisto, hay ya cientos de variantes como esa en la actualidad.

¿La variante inglesa es más contagiosa que el Covid-19 originario?

Es verdad que es más contagiosa, en el sentido de que cada caso de infección por la variante inglesa es capaz de generar más casos secundarios que los que generaba la denominada variante europea clásica anterior que teníamos. Eso sucede básicamente por dos motivos. Por una parte, la variante inglesa tiene una mayor carga viral —una mayor cantidad de virus en las personas—, y, por otra parte, en esa misma variante hay también una mayor duración del proceso infeccioso. Por tanto, si hay una mayor carga viral y una mayor duración de la infección, es más probable que pueda haber una mayor transmisión del virus.

“Muchas variantes no tienen ninguna relevancia epidemiológica ni suponen una ventaja para el virus en términos de transmisión”

¿Entraba dentro de lo previsto lo que está pasando ahora?

Sí, es así. En realidad, ya desde el principio se contaba con la posibilidad de que fueran apareciendo variantes, de que el virus fuera capaz de ir evolucionando para adaptarse al ser humano y convivir entre nosotros. De hecho, entre la primera y la segunda ola ya vimos que en algunos casos había habido cambios muy significativos en el virus, si bien en aquel momento no se le daba demasiada relevancia pública a la aparición de aquellas variantes iniciales.

¿Podría poner algún ejemplo concreto?

Antes del confinamiento de marzo del pasado año ya vimos que la primera ola estaba motivada por las variantes que venían directamente del foco originario de China. Posteriormente, cuando salimos del confinamiento en junio, las variantes que había eran ya totalmente distintas. En aquel momento, tuvimos ya una especie de equivalente a la actual variante inglesa, que fue la variante denominada europea, si bien esa circunstancia pasó desapercibida para la opinión pública. La citada variante europea se constató por vez primera de forma significativa en junio del pasado año en Aragón, con un brote muy importante entre los temporeros de la comunidad. Se supone que desde allí se fue diseminando luego esa variante europea, que fue la que causó la segunda ola el verano pasado.

¿Por qué las variantes parecen importarnos más ahora?

Bueno, el tema de las variantes ha sido muy importante desde el principio. Lo que ocurre es que no ha adquirido un nivel de relevancia pública hasta que no se ha empezado a hablar de la variante inglesa. En ese contexto, añadiría que si bien a lo largo del último año habíamos visto cómo iban apareciendo nuevas variantes, hasta ahora no habíamos sido capaces de demostrar que las diferentes variantes que aparecían supusieran un cambio muy importante en las propiedades del virus. Eso ha ocurrido finalmente con la variante inglesa, ya que no sólo es una variante nueva, sino que además se la ha asociado con una mayor capacidad de transmisión.

“Las actuales vacunas protegen del desarrollo de la enfermedad, pero aún no sabemos si alguien ya vacunado podrá transmitir el virus”

Una persona que tuvo el Covid-19 al principio y se curó, ¿podría reinfectarse en un futuro?

Es posible, pues hay casos documentados de reinfecciones, pero no es frecuente. En cuanto a la variante inglesa, hasta ahora no está demostrado que sea capaz de producir más reinfecciones que por ejemplo la variante europea. Es verdad que cuanto más diferente sea la variante con la que entres en contacto en un futuro con respecto a la que te infectó, más probabilidades hay de que haya una reinfección. Un segundo factor a tener en cuenta en ese sentido es que las personas que en su momento tuvieron coronavirus, irán perdiendo los anticuerpos y las defensas que generaron entonces conforme más tiempo vaya pasando. Podríamos decir que si tuviste el Covid-19, estarías ahora protegido durante un periodo de seis meses o un año, si bien más allá de ese periodo no sabemos si puede seguir siendo así.

¿Seguirán apareciendo otras variantes en los próximos meses?

Sí, es así. De hecho, cabe esperar que se acelere de alguna forma la generación de variantes por la presión selectiva que la vacunación masiva ejercerá sobre el virus. Las vacunas tienen el efecto positivo de que son capaces de disminuir de manera muy drástica el número de infecciones, pero al mismo tiempo favorecen la posible aparición de variantes. Y esas variantes son las que pueden llegar a limitar en algunos casos los efectos beneficiosos de las vacunas.

¿Habrá que crear entonces nuevas vacunas?

Bueno, aún no lo sabemos en estos instantes, pero quizás en algún momento haya que reformular las vacunas para adaptarlas a las nuevas variantes del coronavirus que vayan apareciendo. Eso es lo que hacemos por ejemplo cada año con la vacuna de la gripe.

“Hemos de ser capaces de poder responder de una forma mucho más ágil a una hipotética futura pandemia”

Ahora mismo, aun estando ya vacunado, ¿puedo ser todavía transmisor del virus?

Efectivamente. Las actuales vacunas protegen del desarrollo de la enfermedad, pero aún no está evaluado en ensayos clínicos qué ocurre si estando ya vacunado entras en contacto con el virus y éste se multiplica por ejemplo en tu sistema respiratorio sin provocarte la enfermedad. Aún no sabemos si en ese supuesto podrías ser portador del virus y transmitirlo a otras personas. Por tanto, cuando hablamos de la eficacia contrastada de la vacuna nos referimos únicamente a que una vez que te ha sido inoculada evita que puedas enfermar. En cualquier caso, parece ser que con las vacunas hay no sólo una disminución de la producción de la enfermedad, sino también una disminución de su transmisibilidad y del número total de casos. Así lo indicarían los datos que hemos recibido de países como por ejemplo Israel, en donde ha habido ya una vacunación masiva.

¿El Covid-19 es el único virus capaz de presentarse a veces de forma asintomática?

No, no, esa situación se da también por ejemplo con el virus de la gripe. En todos los virus tenemos el mismo abanico completo de posibilidades, que van desde el posible paciente asintomático puro hasta el paciente que fallece. Y entre medias están el resto de opciones, que incluyen distintos síntomas y diferentes niveles de gravedad. Ahora bien, es evidente que en el caso del coronavirus está habiendo un número enorme de casos y que su tasa de infecciones graves y de mortalidad es superior a la de la gripe.

¿Qué más podríamos decir de las enfermedades infecciosas?

Podríamos decir también que la propia idiosincrasia de cada persona y su sistema inmunitario hacen que esa persona sea menos o más susceptible de padecer enfermedades infecciosas. Por tanto, sin duda hay un componente genético en estos casos, si bien también es verdad que la posible existencia de otras patologías previas o de factores predisponentes puede hacer que determinadas infecciones sean más graves o que incluso tengan un desenlace fatal.

“Las vacunas tienen el efecto positivo de que son capaces de disminuir de manera muy drástica el número de infecciones, pero al mismo tiempo favorecen la posible aparición de variantes”

¿Nuestro sistema inmunológico es como un “ejército” capaz de derrotar casi a cualquier enemigo?

Yo diría, para seguir con esa metáfora, que si tienes un sistema inmunológico perfectamente equipado, bien armado y con un buen número de efectivos, ello hace que seas bastante competente para enfrentarte a un enemigo nuevo. O dicho de otro modo, si nunca has tenido contacto previo con un virus determinado, pero cuentas con un sistema inmunitario aceptable, podrás doblegar mucho mejor a ese virus que otra persona que tenga el sistema inmunológico debilitado. Aun así, hay otro factor a tener también en cuenta cuando hablamos del sistema inmunitario.

¿Cuál sería ese segundo factor?

Sería que el sistema inmunitario tiene memoria y es capaz de aprender a combatir. En ese sentido, no es lo mismo enfrentarte a un virus con el cual tú ya has luchado previamente que enfrentarte a otro que todavía desconoces. Por tanto, no sólo es importante la calidad de tu sistema inmunológico, sino también el aprendizaje y la memoria que va adquiriendo a lo largo del tiempo. En el caso del virus de la gripe, la mayoría de nosotros había luchado ya contra él. En el caso del actual coronavirus, al ser diferente a los que ya conocíamos, ha cogido al sistema inmunológico bastante por sorpresa. Eso es lo que hace que sea más agresivo que otros virus a los que nos enfrentamos comúnmente cada año. Por todo ello, nuestro sistema inmunitario estará mucho más preparado dentro de unos años que hoy para superar una infección por Covid-19.

¿Podría acabar siendo entonces como una especie de resfriado común?

Yo diría que podría acabar siendo como cualquier otro virus, como por ejemplo el que causa el resfriado común. Al final, la tendencia será seguramente esa, pues presumiblemente habrá una adaptación mutua entre el coronavirus y nosotros para poder convivir ambos, con unos niveles mucho menores de morbilidad y mortalidad. En esa mejora influirán una serie de factores, como las vacunas o que una gran parte de la población ya habrá tenido un contacto natural con el Covid-19. Por otra parte, hay que tener en cuenta que el objetivo evolutivo de los virus es persistir y hacerse más abundantes. Ese objetivo no se consigue matando a más gente, sino transmitiéndose de una persona a otra intentando pasar desapercibido. Por tanto, cabe esperar que con el tiempo el coronavirus gane capacidad de transmitirse, pero pierda capacidad de hacer daño.

“Presumiblemente habrá una adaptación mutua entre el coronavirus y nosotros para poder convivir ambos, con unos niveles mucho menores de morbilidad y mortalidad”

El SARS de 2003 desapareció unos meses después de su aparición. ¿Podría pasar lo mismo con el Covid-19?

Bueno, el SARS desapareció porque era demasiado agresivo. Por una parte, producía mucha sintomatología, por lo que se detectaba rápidamente y eso dificultaba que se pudiera transmitir de incógnito o con facilidad. Por otra parte, la mortalidad que generaba era muy elevada. El SARS acabó produciendo finalmente muchos menos casos de los esperables, pues daba la cara demasiado rápido. Cuanto más agresivo es un virus, menor capacidad tiene de expansión. Una epidemia de esas características es siempre mucho más fácil de contener. Esa es una diferencia esencial con respecto al Covid-19, en que muchos de los casos son asintomáticos, lo que facilita una mayor transmisibilidad. En definitiva, le diría que el actual coronavirus no se va a extinguir, porque hay ya millones de casos en todo el mundo, si bien se debilitará y se convertirá casi en un virus más.

¿Qué sabemos hoy del coronavirus que no supiéramos hace un año?

Sería todo lo relacionado con su capacidad de transmisión y de producir patologías graves. Yo creo que su capacidad de transmisión nos ha sorprendido un poco a todos, sobre todo si la comparamos con la del SARS o la del MERS —virus que apareció en Arabia Saudí en 2012—. En ese sentido, si hace algo más de un año hubiéramos sabido ya la gran transmisibilidad que tiene el Covid-19, habríamos adoptado determinadas medidas mucho antes, por ejemplo a nivel de restricciones. Si eso se hubiera hecho ya en febrero del pasado año, quizás se habría podido cambiar el curso que tuvo luego la pandemia a partir de marzo.

“A nivel colectivo, la gente que ha cumplido las normas ha salvado vidas”

¿Se debería haber obligado a usar mascarillas mucho antes?

Bueno, en marzo del pasado año aún no había la posibilidad de que todo el mundo pudiera adquirir y portar mascarillas. Otro ejemplo en ese sentido sería que tampoco era viable entonces que se pudieran hacer test diagnósticos de forma masiva. Así pues, la circunstancia de que aún no disponíamos de información suficiente sobre el Covid-19 coincidió con el hecho de que no contábamos con suficientes mascarillas o test. Precisamente, una de las cosas que hemos aprendido ahora es la necesidad de poner los medios necesarios para que eso último no vuelva a pasar en el futuro. Hemos de ser capaces de poder responder de una forma mucho más ágil a una hipotética futura pandemia de este tipo, por ejemplo a nivel de diagnósticos masivos. En ese sentido, sería conveniente mantener las estructuras que se han creado a lo largo del último año.

¿Qué le diría a quienes siguen cumpliendo las normas a pesar de estar cansados o desanimados?

Entiendo perfectamente ese cansancio y ese agotamiento que están sufriendo muchas personas, porque también lo estamos padeciendo los sanitarios. Yo les diría básicamente dos cosas. La primera, que gracias sobre todo a las vacunas empezamos a ver ya la luz al final del túnel, que comenzamos a ver la salida y que ya queda menos. La segunda cosa que le diría a esas personas es que gracias a su comportamiento responsable y a haber hecho bien las cosas, no sólo han evitado infectarse, sino que además han contribuido a evitar muchos más casos y muchas muertes. A nivel colectivo, la gente que ha cumplido las normas ha salvado vidas.

.- este es un artículo de Josep Maria Aguiló y Mallorca diario para Menorcaaldia.com


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