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“Los niños han sido víctimas de la Covid, pero también de la crisis laboral y social”

Entrevista a Juan Carlos de Carlos Vicente, presidente de la Sociedad de Pediatría Balear

Juan Carlos Vicente, tras la entrevista.
Juan Carlos Vicente, tras la entrevista.

El presidente de la Sociedad de Pediatría Balear, el doctor Juan Carlos de Carlos Vicente, trabaja en el Hospital de Son Espases en el ámbito de los cuidados intensivos pediátricos. De Carlos explica durante la entrevista que la mayoría de niños ingresados por coronavirus en Son Espases “han evolucionado bien” y recalca que en nuestra comunidad no ha fallecido ningún menor por Covid-19. Por otra parte, este reconocido especialista recuerda que la atención pediátrica en Balears se da a niños que están por debajo de los 15 años de edad, si bien a nivel hospitalario se atiende también a los adolescentes que tienen entre 15 y 18 años y que padecen alguna enfermedad crónica desde hace muchos años.

¿Los niños también pueden padecer el Covid-19?

Sí, así es. Lo que sabemos además ahora es que los niños se infectan un poquito menos que los adultos, pero casi en la proporción que les corresponde por población. Así, si los niños son un 15 por cien de la población total, las infecciones por Covid-19 en los niños respecto al número total de infecciones están en un 14 por cien. También es cierto que sus infecciones suelen ser muy asintomáticas y que por ello muchas veces pasan desapercibidas. Además, cuanto más pequeños son, menos se infectan.

¿Hoy hay más casos pediátricos que hace un año?

Ahora que hacemos muchas pruebas PCR, se están detectando muchos más casos pediátricos que al inicio de la epidemia, si bien son fundamentalmente leves y poco sintomáticos. Hace un año no se veían tantos casos porque sólo se hacían PCR a las personas que tenían sintomatología. En cualquier caso, hay pocos niños que necesitan ingresar en un hospital y son muchos menos los que necesitan ingresar en una UCI.

¿Un menor transmite el virus igual que un adulto?

Bueno, al principio de la pandemia no se tenía una idea muy clara sobre cómo se producían las infecciones y se pensó que los niños podrían ser uno de los grandes contagiadores, en la misma línea de lo que suele ocurrir con la gripe. En el caso del virus de la gripe, se sabe que los niños suelen ser los grandes transmisores en el ámbito familiar, porque se contagian en el colegio al juntarse unos con otros y luego transmiten el virus a los mayores. En el caso del Covid-19, inicialmente se pensó que también podría ser así, es decir, que los niños tenían poca sintomatología, pero que transmitían más el coronavirus. Sin embargo, lo que se ha visto a lo largo del tiempo es que eso no es así.

Ahora sabemos que los niños transmiten el coronavirus menos que los adultos

¿Cómo es esa transmisión entonces?

Ahora sabemos que los niños transmiten el coronavirus menos que los adultos. Su capacidad de transmisión es más baja que la de los adultos. De hecho, normalmente es más bien el adulto el que contagia al niño. Los contagios de un niño a otro niño o de un niño a un adulto son posibles, porque los hay, pero son mucho menos frecuentes. En definitiva, los niños contagian el coronavirus, pero contagian menos.

¿La mejor respuesta de los niños al Covid-19 se debe a su sistema inmunológico?

La verdad es que realmente a día de hoy todavía no lo sabemos. Lo que sí sabemos, como le he comentado, es que los niños tienen una infección que es más leve que la de los adultos, pero específicamente aún no sabemos por qué es así. Hay distintas hipótesis en ese sentido. Una de las hipótesis hace referencia, efectivamente, a su sistema inmune. Los niños tienen un organismo joven, con una gran capacidad de respuesta, mientras que los adultos tenemos un organismo que se va desgastando, por lo que nuestra respuesta se va deteriorando conforme envejecemos. En los adultos aparecen muchas enfermedades asociadas al envejecimiento, que obviamente los niños no padecen. Los niños tienen una respuesta inmunológica un poco diferente a la del adulto. La respuesta innata del niño, la respuesta inmediata, es más eficaz que la del adulto.

¿Qué otras hipótesis hay?

Bueno, hay también una hipótesis que hace referencia a los receptores ACE2 —que representan la principal vía de acceso del coronavirus al interior de las células—. En el caso de los niños, las células respiratorias retienen menos receptores de ese tipo. Otra hipótesis está vinculada a los procesos catarrales —provocados por distintos virus—, que afectan de manera regular a los niños, sobre todo a los más pequeños. Según esa hipótesis, a lo mejor hay una cierta reacción cruzada, en el sentido de que los niños han aprendido a defenderse de esos virus catarrales y eso les ayuda ahora con el Covid-19. En definitiva, lo único que está claro es que la respuesta inmunológica de los niños es más eficaz que la de los adultos y que eliminan mejor el coronavirus.

La respuesta inmunológica de los niños es más eficaz que la de los adultos y eliminan mejor el coronavirus

¿Las manchas en la piel que se relacionan con el Covid-19 son sólo propias de los niños?

No son sólo propias de ellos, pues se ha visto que el coronavirus produce exantemas —erupciones cutáneas— tanto en niños como en adultos, si bien no habría ninguna manifestación cutánea específica o característica del Covid-19. Por otra parte, sí que es cierto que en los niños ha habido algunos casos graves de coronavirus vinculados a la aparición de exantemas o manchas cutáneas. Los síntomas en esos casos concretos serían parecidos a los causados por el síndrome de Kawasaki —enfermedad que provoca la inflamación de los vasos sanguíneos—, pero responderían a otra dolencia, denominada síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico.

¿Cuáles serían los síntomas de ese segundo síndrome?

Una de sus manifestaciones puede ser la aparición de exantemas o manchas poco específicas en la piel junto con otras manifestaciones, como por ejemplo fiebre prolongada, conjuntivitis o dolor abdominal. El síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico es una reacción al coronavirus, en la que se produce una respuesta inflamatoria importante. Algunos de los niños afectados por ese síndrome se pueden poner malitos e incluso pueden necesitar ingresar en la UCI.

Dentro de una década, ¿quienes hoy son niños se acordarán de lo que han vivido?

Bueno, aún no sabemos qué va a pasar a partir de ahora, pues a lo mejor las mascarillas no nos abandonarán del todo. Todos deseamos que las vacunas solucionen el problema y que podamos volver a una cierta normalidad, si bien aún no sabemos cómo va a ser el futuro inmediato. Respondiendo ya a su pregunta, está claro que los niños más mayores y los adolescentes sí recordarán lo vivido a lo largo del último año.

El niño es un gran imitador de lo que ve en sus padres

¿Y los más pequeños?

Yo creo que los niños más pequeños también se acordarán. Dependerá un poco de cómo hayan vivido la situación, es decir, de si en sus casas se ha vivido o no con miedo, se ha intentado que haya una cierta normalidad o han visto a sus padres angustiados. El niño es un gran captador y un gran imitador de lo que ve en sus padres. Hay que recordar, además, que en el último año ha habido situaciones laborales y sociales muy duras. Y esto los niños también lo perciben. En ese sentido, un adulto tendría que intentar guardarse para él mismo sus miedos o sus problemas y dar un poco de confianza al niño. Eso es lo que han intentado la mayoría de padres. Cuanta más seguridad y más sensación de normalidad hayan transmitido los padres a sus hijos, menor huella dejará la pandemia en un futuro a esos niños.

¿Cómo hemos de explicarles lo que está pasando?

Se trata de encontrar un equilibrio, que no es fácil. A los niños no se les puede engañar, por eso a veces nos dicen “me dijiste aquello y no era verdad”, por ejemplo sobre los Reyes Magos o el ratoncito Pérez. Hay que intentar no mentirles, pero a ser posible sin hablarles con aspereza sobre la realidad de la vida. En ese sentido, muchas veces es mejor dejar que sean ellos los que se acerquen y te pregunten. Hay que contarles las cosas, pero sin la crudeza que muchas veces tienen, adaptando las respuestas a su edad y a su personalidad.

¿Han notado un aumento de la ansiedad en los niños?

Sí, es así, sobre todo al principio, en marzo, abril y mayo del año pasado, en que había un confinamiento muy estricto. No hay que olvidar que los niños necesitan el aire libre, estar con otros niños, socializarse. Al inicio de la pandemia hubo una cierta preocupación entre los pediatras, porque estábamos viendo casos de estrés, de ansiedad o de depresión en menores. Las familias también estaban preocupadas, por lo que era una situación complicada.

Los niños necesitan algún tipo de actividad física, fundamentalmente ligada al juego

¿Y qué pasó cuando acabó el confinamiento?

La verdad es que cuando acabó el confinamiento, esa situación mejoró. Y luego, con la reapertura de los centros educativos, se normalizó mucho más la vida cotidiana de los niños. En ese sentido, lo que era muy preocupante hace un año ha mejorado ahora bastante. Aún hay hoy casos de estrés, de ansiedad o de depresión, pero menos.

¿El deporte es esencial para los niños?

Para los niños es fundamental el ejercicio físico, el moverse, el jugar. Los niños necesitan algún tipo de actividad física, fundamentalmente ligada al juego. El deporte, en definitiva, es un juego. Bueno, nosotros luego de adultos lo complicamos —sonríe—. Y si en un momento determinado los niños no pueden hacer una cosa, hay que orientarlos para que hagan otra. Precisamente, una de las grandes preocupaciones que hubo al principio de la pandemia era que, al estar la gente en casa, no se hacía ejercicio y se comía mucho. De hecho, hubo un aumento de la obesidad en los niños. En aquel momento se intentó revertir un poco esa situación fomentando que se hiciera deporte y ejercicio en casa, por ejemplo bailando, con la bicicleta estática o con lo que fuera.

¿Cómo ha sido la vuelta de los niños a la escuela?

Es una cosa que ha funcionado bien. En Balears, una vez que superamos la primera ola, nos metimos muy pronto en la segunda ola, a finales de agosto. No esperábamos que fuera tan pronto. Luego llegó septiembre y empezó el curso escolar. En ese contexto, había mucho temor acerca de lo que pasaría cuando abrieran los colegios. Por suerte, la evolución de los últimos meses ha demostrado que se ha hecho un trabajo bastante bueno gracias a las medidas de distancia social, de reducir los cupos, de lavado de manos, de uso de mascarillas o de ventilación. Además, los protocolos sobre cómo actuar cuando hubiera un caso positivo han hecho que la situación se haya normalizado bastante. Hoy hay muy pocos casos en los colegios y el porcentaje de infección con respecto a otros ámbitos, como por ejemplo el familiar o el social, es muy pequeño.

Es una noticia positiva…

Sí, yo creo que todos los dispositivos han funcionado bastante bien. Hay que recordar que los protocolos se han hecho entre la Conselleria de Salut y la Conselleria d’Educació. Asimismo, se ha puesto en marcha un teléfono para informar sobre los problemas que pudiera haber —Infocovid Pediàtric—, ha habido una buena coordinación con los centros educativos —Educovid— y se ha creado el centro Kid Covid, para dar una respuesta rápida cuando hubiera algún posible caso. En definitiva, yo creo que la relativa normalización escolar ha ayudado a una mayor normalización social.

¿Es bueno aprender telemáticamente?

Es evidente que aprender así no es lo mismo que ir a clase, tanto en el caso de los niños como en el de los adolescentes. A ello hay que añadir que al inicio de la pandemia tampoco podían reunirse con sus amigos, en una edad en la que además es muy importante esa relación social. Hace un año, los niños y los adolescentes se tuvieron que acostumbrar a una relación más telemática. Afortunadamente, ahora mismo una parte importante del aprendizaje escolar es ya de nuevo presencial, sobre todo en el caso de los niños más pequeños, que tienen una necesidad especial de ver y sentir a los demás. Por lo que respecta a los adolescentes, de momento aún no se pueden reunir tanto como quisieran con sus amigos.

¿Qué papel juegan las familias en esos casos?

En el caso de los niños más pequeños, si sus familias les han podido dedicar más tiempo, han podido jugar con ellos y han podido estar a su lado, eso ha aliviado mucho los posibles efectos negativos del confinamiento. En el caso de los adolescentes, el apoyo familiar también es importante y el apoyo de los amigos y del grupo es fundamental.

¿Cómo pueden los padres demostrar hoy el afecto a sus hijos?

Al principio de la pandemia, durante el confinamiento, para los niños fue fundamental el hecho de tener a sus padres con ellos. Hubo niños que incluso llevaron muy bien ese confinamiento, porque decían que antes de la pandemia veían poco a sus padres y que, en cambio, en aquellos momentos sus progenitores estaban siempre con ellos en casa. Por lo que respecta al momento actual, ahora mismo tenemos claro que si estamos en un grupo de convivencia conformado por padres e hijos, es ahí donde podemos seguir expresando esa cercanía, pues el grupo familiar no tiene que llevar mascarilla y sus integrantes se pueden tocar.

¿Cree que, pese a todo, habrá algunos buenos recuerdos cuando los niños miren hacia el pasado?

Yo creo que sí que podrá haberlos, pero obviamente dependerá de la situación que haya vivido ese niño en su entorno inmediato. Si ha tenido unos abuelos que tal vez hayan podido fallecer o unos padres que han estado enfermos, la situación será mucho más difícil. Por otro lado, como hemos comentado, también es cierto que durante el confinamiento muchos padres y madres pudieron estar más con sus hijos y jugar con ellos. Además, después del confinamiento hubo la posibilidad de que los niños pudieran salir otra vez a la calle y de que pudieran ver a los amigos, aunque fuera con mascarilla y manteniendo la distancia. Por esas razones creo que pueden quedar también recuerdos positivos en los niños de algunos de los momentos que están viviendo.

*Una entrevista de Josep Maria Aguiló (Mallorcadiario.com)


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