Se habla mucho del concepto de sostenibilidad y, desde hace un tiempo, se utiliza este concepto dentro de las empresas, de los medios de comunicación, en el gobierno, etc…
No obstante, se habla bastante menos de la ‘sostenibilidad emocional’ como una herramienta para poder soportar los momentos de crisis que estamos viviendo.
Poder tener un entorno más sostenible es muy importante; sin embargo, lo es mucho más convertirse en personas sostenibles emocionalmente, y parece que no es tan importante para mucha gente cuando sin esa fuerza es imposible poder seguir hacia adelante en los momentos de crisis personales.
Ser una persona sostenible emocionalmente significa poder gestionar nuestras emociones, ser ecológico con uno mismo y con los demás, y tener habilidades para sociabilizar desde el respeto y la educación con uno mismo y con el medio ambiente.
Como herramienta básica para conseguirlo está la Inteligencia Emocional, que nos ayuda a amarnos a nosotros mismos y a los demás, enseñándonos a gestionar nuestras emociones y dotándonos de herramientas necesarias para poder gestionar nuestra vida.
Sin sostenibilidad emocional, los días nos resultarán tediosos y largos y la lucha del día a día será muy pesada.
Es por ello que debemos aprender a gestionar nuestras emociones empezando por aprender a expresarnos de una forma más sana para nosotros y para nuestro entorno.
En ocasiones, no somos capaces de decir lo que sentimos, ni de expresarnos de una forma correcta, lo que hace que nos cueste mucho relacionarnos con nuestro entorno.
A eso se le llama ser ecológico con uno mismo y con los demás, lo que nos llevará a sentirnos mejor y a ser personas más equilibradas emocionalmente.
La sostenibilidad emocional es equilibrarse emocionalmente, no dejarse dominar por las emociones, y aprender que con ellas podemos hacer que la vida de nuestro entorno sea mucho más sencilla y, sobre todo, la nuestra propia.
Cuando no somos capaces de expresar lo que sentimos, la frustración nos invade y eso hace que nos sintamos peleados con el mundo y con nosotros mismos.
Es como si nos faltara una parte importante de conciencia emocional y social, ya que la sensación es de lucha constante y de estar peleados con el mundo.
Muchos de mis clientes acuden a mi despacho de Coaching cabalístico así, como si estuvieran enfadados con la vida. El día a día les pesa y la vida se les hace cuesta arriba.
Eso es lo primero que trabajamos al llegar aquí; les enseño la forma de ver el mundo con gafas de ver y con una gran lupa que les ayude a transitar la existencia más cómodamente.
El secreto comienza aprendiendo a desdramatizar la vida y ponerse en acción empezando por conseguir objetivos materiales y, poco a poco, ir trabajando sus objetivos emocionales y espirituales.
Si eres capaz de hacerlo así, verás que tu vida será más sencilla y tu entorno se convertirá en ecológico y sostenible para ti y tu entorno.