Quizás nunca sepamos si la poco audaz entrevista realizada por Gonzo a Isabel Díaz Ayuso durante la campaña electoral, emitida el 9 de mayo en “Salvados”, fue el resultado de las condiciones impuestas por la presidenta o, quizás peor, de la autocensura libremente asumida por el periodista.
Esperaremos imaginando que nosotros somos él para hacer las preguntas que no le ha hecho a ella, pero no aventuraremos las respuestas, pues solo suyas son sus ocurrencias.
Como tampoco sabemos las fechas precisas en que se realizó la entrevista, elegiremos para esta virtual un día de la semana pasada, siempre después del 4 de mayo. Así, ella, triunfadora, estará relajada y quizás decida no solo responder, sino también pensar las respuestas.
Sobre los contagios y las muertes por la pandemia.
A ver, presidenta, hasta el 3 de mayo los datos de Sanidad demuestran que en Madrid se han producido más contagios por Covid que en cualquier otra de las 16 Comunidades Autónomas, tanto en números absolutos como por habitante, un 30% más que la media estatal.
¿Cree usted que este exceso de contagios tiene algo que ver con las decisiones tomadas por su gobierno sobre la actividad en bares y restaurantes, distintas a las de otras Comunidades, más en sintonía con el gobierno de Sánchez?
Otra verdad. Con la mortalidad por Covid ha ocurrido algo parecido, con el agravante, en este caso, de que Madrid es la C.A. que presenta unos datos más distantes en relación con los de las muertes esperadas, según el INE.
¿Considera usted posible que haya madrileños que piensen que Díaz Ayuso sabe que los muertos no votan, y por eso no le importan los muertos?
Disculpe presidenta, no esquive la pregunta, se la expondré con otras palabras.
Imagine que usted es una madrileña más y que su marido ha muerto de Covid por haber mantenido un contacto estrecho en un bar que en Valladolid estaría cerrado.
¿Qué pensamiento sería el primero que, a usted como persona, le vendría a la cabeza?
Que Díaz Ayuso sabe que los muertos no votan, y por eso gobierna así.
Que gracias a Díaz Ayuso yo he conseguido salvarme, y sigo viva.
Sobre la economía y la pandemia.
Es muy probable que el PIB de la C.A. de Madrid caiga mucho menos que los del resto de CC.AA. o incluso casi nada, pues ha priorizado la economía.
En este caso, ¿cree usted que la C.A. de Madrid debería entrar en el reparto de los 140.000 millones de ayudas procedentes de la U.E., que también deben compensar las consecuencias económicas de la pandemia?
Y si usted fuera la presidenta de Illes Balears, cuya economía ha caído mucho más por su dependencia del turismo, consiguiendo a cambio muchos menos contagios y muertos que la mayoría de CC.AA., ¿estaría usted de acuerdo con que Madrid recibiera una parte de esos 140.000 millones, que indudablemente se le restarán a la Comunidad donde usted estaría gobernando?
Sobre el fascismo de Díaz Ayuso con Ana Rosa Quintana.
En este caso le mostramos a la presidenta un corte de la entrevista que mantuvo con Ana Rosa Quintana el 15 de marzo, a los pocos días de disuelta la Asamblea de Madrid y convocadas las elecciones.
Fue el momento en el que ella respondió que “si te llaman fascista es que lo estás haciendo bien”.
Presidenta, ¿insinuó usted a Ana Rosa, antes de la entrevista, algo para conseguir una pregunta a la que usted pudiera dar esa respuesta?
Antes de responder, recuerde que conocemos la verdad y que, en cualquier caso, aquello sorprendió mucho, pues a usted la estaban llamando muchas más veces “trumpista” que “fascista”, por sus actitudes similares frente a la pandemia.
Pero, en cualquier caso, ¿sabe usted quien fue Ascensión Mendieta?
Entonces aprovechamos para explicarle a Díaz Ayuso lo que fue el franquismo, esa versión española del fascismo que, tras imponerse en la guerra civil que provocó, gobernó de manera dictatorial durante casi cuatro décadas.
¿No cree que fue usted, presidenta, quien metió el fascismo en la campaña electoral?
¿Habría dicho el alcalde eso de “seremos fascistas, pero…” si usted no hubiera dicho aquello tan comprensivo con el fascismo el 15 de marzo?
¿Condena usted todo el franquismo sin paliativos, señora presidenta?
¿Desea usted pedir perdón a todas las personas que pueden haberse ofendido con sus palabras?
Intentando que responda a estas cuatro preguntas terminaremos la entrevista.
Tres colaterales.
Manuel Jabois acaba de firmar un reportaje titulado “Por qué voté a Ayuso”. Nos cuenta que ha recorrido algunos barrios de la capital para recoger opiniones por la calle, la mayoría de votantes de Díaz Ayuso.
Pero llega al bar “La Prensa”, de Carabanchel, y Antonio Gil, su responsable, le dice que él no ha cambiado de voto, esta vez también a la izquierda. Pero muchos de sus clientes sí. “Han ‘comprado’ que solo con el PP puede haber libertad”, para añadir, “pero al menos 20 personas que venían a este bar de vez en cuando han muerto durante la pandemia, ¿merecía la pena el peaje?”, se termina preguntando. El profesor Juan Irigoyen parece como si respondiera: “tanto la economía como la vida son dos fuerzas gigantescas que iban a revivir tras el confinamiento”, mientras recuerda aquella canción de Los Sirex, “Que se mueran los feos, que no quede ninguno”.
Lorenzo Silva hablando sobre su libro. La letra grande de la entrevista, la elegida para el título, dice lo siguiente: “Espero que quienes han ganado en Madrid no se comporten con quienes han perdido como si fueran el enemigo”.
“Enemigo” es un término de guerra. Se han cumplido 82 años desde que terminó aquella, pero parece mentira. De lo contrario, Lorenzo Silva no podría ni imaginar que los vencedores en unas urnas, PP y Vox, pudieran adoptar ese comportamiento con los derrotados. Pero sí le cabe la posibilidad. Solo “espera” que no se produzca.
El 29 de abril pasado Emilio Lubrín eligió la palabra “Desprecio” para titular su columna de opinión en el Última Hora de Mallorca. Terminó con la siguiente frase: “Estos neofascistas solo merecen el desprecio de ignorarlos.
Es el debate que hay en este momento entre miles de demócratas. Hacer frente a los fascistas, dentro de la ley, por supuesto, o aplicar la sabiduría popular, aquella de que “no hay más desprecio que no hacer aprecio”.
Difícil dilema, porque la historia ha demostrado que los nazis y los fascistas llegaron a hacerse con el poder, bien de manera violenta o a través de las urnas, porque la sociedad no identificó las señales que anunciaban el riesgo.
No se supo “hacer aprecio”. Quizás alguien debería explicar cómo y cuándo hay que aplicar cada refrán.
Y, para que las señales del peligro fascista afloren y la sociedad pueda defenderse, el periodismo tiene ante sí un papel insustituible y decisivo. Gonzo no lo ha tenido en cuenta con Díaz Ayuso.
Yo comenzaría por llamar a las cosas por su nombre. En España se llamó “franquismo” y fue, sin duda, el más cruel con su propio pueblo de todos los fascismos.
Por mucho que les duela a muchos de los que convierten en odio del presente el oscuro pasado que les concierne.