Las piscinas son uno de los lugares donde se producen más accidentes en el transcurso del verano. La mayoría afortunadamente son de carácter leve como quemaduras, torceduras, contusiones y cortes, aunque hay otras ocasiones en las que podemos llevarnos un gran susto al producirse ahogos, lesiones medulares o incluso la muerte, sobre todo en niños. La mayoría de estos accidentes pueden evitarse si seguimos unas sencillas normas de seguridad, entre ellas:
– No correr en los bordes de las piscinas ni en otras zonas de las instalaciones donde el suelo esté mojado.
– Si no se sabe nadar, hacer un uso correcto de flotadores, chalecos y manguitos y en el caso de los niños, estar siempre bajo vigilancia de un adulto. En cualquier edad, si no nos sentimos muy seguros, no alejarse de los bordes de la piscina o de las escaleras para utilizarlos en caso de necesidad.
– Antes de lanzarse a la piscina, controlar que no haya ningún bañista al que podamos dañar.
– Comprobar antes de tirarse de cabeza la profundidad de la piscina.
– A la hora de lanzarse de cabeza o haciendo alguna pirueta, no hacerlo cerca del borde.
– No jugar a empujarse o ahogar a los demás.
– Ir calzado en todo momento por las instalaciones para evitar clavarse o cortarse con algún objeto, así como para evitar el contagio de hongos.
– No nadar en estado de embriaguez.
– Esperar un tiempo prudencial después de haber comido de manera copiosa. Evitaremos muchos cortes de digestión.
– Proteger la piel del cloro mediante una ducha antes y después del baño.
– Protegernos la piel del sol con cremas adecuadas, así como permanecer en la sombra siempre que podemos.
– Si la piscina es particular, cerrar la zona para que ningún menor pueda acceder sin la supervisión correspondiente.
.- Este es un artículo de Eva Remolina y AMIC para Menorcaaldia.com.