Las fiestas de Mahón, las del sentimiento, las de su gente, han comenzado oficialmente. Tras la salida a media tarde del pasacalle, con gigantes y cabezudos, y sus collas, y el pregón infantil a cargo de los participantes de “L’Estiu a l’Alcázar”, eran las 8.39 minutos de la tarde cuando la alcaldesa, Águeda Reynés, ha salido al balcón del Ayuntamiento para dar la bienvenida, en menorquín, castellano e inglés, a los días grandes de la Mare de Déu de Gràcia.
Lo ha hecho sin que los abucheos innecesarios que provocó su intervención en inglés alterasen su ánimo. Lo ha hecho reivindicando la fiesta como “sentimiento”, un sentimiento que, para la alcaldesa, se alimenta de “tradiciones vivas por la participación de la gente” y por su “punto familiar que provoca la añoranza de la gente que no está con nosotros por motivos laborales, de estudio u otros”. Y lo ha hecho emocionándose, de manera visible, al mencionar estas últimas palabras, con el corazón puesto, posiblemente, entre otros, en su hijo que se encuentra en Namibia.
Tras sus palabras de bienvenida, el tambor ha resonado en una plaza Constitución repleta y respetuosamente silenciosa, donde se ha oído con nitidez a la fabiolera, Laura Guàrdia, pidiendo permiso para el “primer toc de fabiol”, que rompía ese silencio a las 8.46. Tras el “primer toc”, la alcaldesa ha presentado al pregonero de este año, Carlos Roca, periodista radiofónico, 33 años de vinculación con Mahón, ciudad de la que se ha confesado “enamorado”. Roca ha tejido su pregón sobre “lo que hace a esta ciudad tan especial, su gente, su mayor activo haya nacido o no aquí” y en su repaso a todos aquellos que “respetan y sienten Maó como algo propio” han sido muchos los nombres propios que el periodista ha mencionado, entre ellos los de personas sencillas pero nada anónimas tanto para los que nacieron en esta ciudad a orillas del Mediterráneo como para quienes, como Roca, han sucumbido a su “flechazo”, pequeños y entrañables comercios, colectivos ciudadanos de diversa índole y compañeros de profesión.
El pregonero no ha renunciado tampoco a reivindicar que “Dios cuando creó el paraíso no pensó en América como dice la canción sino en Menorca”; el liderazgo de Maó en el desarrollo de Menorca, un desarrollo que ha alertado no puede quererse “a cualquier precio”, sino que “debe respetar el espíritu de la Reserva de Biosfera”; la necesidad de que todos tengan un trabajo digno; la añoranza de los que no están; o, el carácter de los mahoneses que les lleva a no rendirse. Y ha hablado con ternura de la mujer de la que se enamoró en Menorca y de la que sigue enamorado, y de sus cuatro hijos, el último de ellos, David, con síndrome de Down.
Y al mencionar a este hijo, quien más vinculado se siente a la Isla, según ha explicado, ha reivindicado también el derecho de los que son diferentes a formar parte de la sociedad. Roca ha cumplido como pregonero entonando, acompañado precisamente de David, el “Es Mahón”. Todos los presentes han coreado el himno “oficioso” de la ciudad, antes de dejar paso al pregonero popular, a “Paquito el Chocolatero” y una lluvia de pelotas de colores, preludio de tres intensos días de fiesta.