No es cuestión de estar gordo: es cuestión de estar enfermo y vivir expuesto a más enfermedades y patologías. Un estudio realizado por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) revela que la obesidad es un factor de riesgo para sufrir una hospitalización por Covid-19.
“El 80 por ciento de lo pacientes que tuvieron formas graves de la infección por Covid-19, que precisaron intubación, ventilación mecánica en la UVI y/o fallecieron eran obesos”, ha indicado la doctora Monereo, Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, quien, por otro lado subraya que la “obesidad es el principal factor de mal pronóstico en la infección por Covid-19”.
En Balears, el subdirector de Atención hospitalaria del IbSalut, Francesc Albertí, destaca que la obesidad está detrás de buena parte de los ingresos hospitalarios, tanto en planta como en UCI. “En estos momentos, alrededor del 60 por ciento son personas no vacunadas, con patologías previas y con la obesidad como factor predominante”, informaba recientemente.
De hecho, según la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad, el sobrepeso disminuye la función pulmonar a través de una mayor resistencia en las vías respiratorias y una mayor dificultad para expandir los pulmones. Cuando los pacientes con obesidad necesitan ser ingresados en unidades de cuidados intensivos, resulta un desafío mejorar sus niveles de saturación de oxígeno y ventilarlos.
Y no sólo durante el proceso de hospitalización sino también después, en la fase recuperación, el exceso de peso está directamente vinculado con la dificultad de remontar tras una infección respiratoria, como es el caso del coronavirus, además de alterar las respuestas inmunes, lo que lleva a una defensa debilitada del huésped.
OBESIDAD, UNO DE LOS MAYORES PROBLEMAS SOCIOSANITARIOS
Pero más allá del Covid, la obesidad representa uno de los problemas sociosanitarios más prevalentes en nuestra sociedad, tal y como señala el doctor Luis Masmiquel, médico endocrinólogo y académico numerario de la Real Academia de Medicina de Baleares, que junto al endocrinólogo Luis Alberto Gómez lideran la Unidad de Obesidad de Juaneda Hospitales.
“La obesidad, en las personas que la padecen, es un problema de salud que puede llegar a ser grave, mucho más allá de la problemática emocional asociada a la percepción estética”, añade el especialista, quien enfatiza que “debe ser tratada como una enfermedad, por profesionales especializados y por un equipo multidisciplinar”.
El doctor Masmiquel destaca que la incidencia de esta enfermedad es tan elevada que Margaret Chan, directora general de la OMS, ha advertido que “es posible que, por primera vez en la historia moderna de la humanidad, la esperanza de vida de las generaciones futuras se reduzca por causas asociadas al sobrepeso y la obesidad”.
El reputado especialista recuerda que hace ya hace 200 años el fisiólogo Malcom Flemyng describió que “no todos los pacientes con obesidad son grandes comedores, ni todas las personas delgadas comen poco. Con frecuencia es, al contrario”. Esta línea de pensamiento señala una multiplicidad de factores a tener en cuenta“.
No cabe, pues, mantener una visión simplista de la obesidad, entendiéndola como el resultado de la glotonería y falta de voluntad, ya que esta forma de percibirla supone una barrera importante para su tratamiento”, explica Masmiquel, añadiendo que “debe ser entendida como una enfermedad crónica, igual que la diabetes o la hipertensión”.
De hecho, destaca el endocrinólogo, “la obesidad es más que una enfermedad, es una enfermedad responsable de muchas otras enfermedades, pues es difícil encontrar una patología que no sea más prevalente en el paciente obeso y tampoco lo es hallar una enfermedad cuya condición no empeore con la aparición de una obesidad”.
OBESIDAD INFANTIL
Y no sólo adultos: la obesidad infantil preocupa a los especialistas. El 90 por ciento de los menores de Balears, por ejemplo, pasan más de una hora diaria de lunes a viernes delante de una pantalla, lo que sitúa a la comunidad -junto a Extremadura- s a la cabeza, lejos del 55,2 por ciento de los vascos y el 47,9 de los cántabros, según un estudio de Eroski Consumer sobre obesidad infantil.
Dicho informe señala que el uso de pantallas favorece el aumento de la obesidad por el consumo en este tiempo de alimentos poco saludables. En este capítulo, las islas, una vez más, también se sitúan como la región en la que menos frutas consumen los jóvenes.
“Un mayor gasto sanitario, una mejor atención pediátrica en la que los recursos importan y, sobre todo, el volumen de población con menos recursos económicos, dibujan un mapa en el que la obesidad y el sobrepeso infantiles se agravaban de norte a sur”, afirman desde la entidad.
Es Atención Primaria la que se encarga de gestionar los problemas derivados de la sociedad y es, como se está viendo en la pandemia, un área sanitaria desarmada y sin recursos: de media 1 pediatra por cada mil menores.
Otros datos que aporta el estudio de Eroski indican que la falta ha favorecido que los ultraprocesados y la comida rápida sustituyan la dieta mediterránea y así en 2019, según el citado informe de Consumo Alimentaria, cada español comía al año 5,81 kilos de bollería y un 33% elegía la comida rápida frente a opciones más saludables a la hora de comer fuera de casa.
FALTA DE SUEÑO…
Asimismo, el informe apunta a “un estrecho vínculo” entre sueño y obesidad ya que el sueño regula la presencia de leptina, la hormona que disminuye el apetito, y de grelina, la que lo aumenta, y además el cansancio físico por la falta de descanso hace que aumente el sedentarismo.
Según la Asociación Española de Pediatría, los adolescentes necesitan dormir entre 8 y 10 horas diarias, pero ninguna comunidad autónoma lo cumple, y HBSC revela que duermen entre 7 horas y 49 minutos de los jóvenes vascos y 7 horas y 29 minutos los murcianos.
… Y FALTA DE EJERCICIO FÍSICO
En cuanto a la actividad física, el estudio apunta que sólo el 34,8 por ciento de los jóvenes españoles realiza actividad física al menos cuatro días a la semana fuera del horario escolar, siendo los asturianos los más activos (40 %), seguidos de Castilla-La Mancha (38,6 %) y Canarias (38,5 %).
Mientras, en la zona baja de la tabla en cuanto a actividad física se encuentran Valencia (30,7 %), Madrid (33,5 %) y Castilla y León (33,9 %).
*Un artículo de Cristina Suárez