El propósito era llegar a un acuerdo entre las partes, Fiscalía y abogados de las usuarias afectadas y del acusado, pero no ha podido ser. Esta mañana, reunidos en la Audiencia Provincial de Balears, el único acuerdo ha sido que el juicio tendrá lugar a mediados del próximo mes de julio.
El médico del Hospital Mateu Orfila que escondió cámaras en los vestuarios y aseos del centro hospitalario se enfrenta a 10 años de cárcel, por grabar durante tres años en 95 ocasiones a personas sin su consentimiento, y a 10 años de inhabilitación para ejercer su profesión. Además, la Fiscalía pide que se le sancione con multas de hasta 21.000 euros para indemnizar a las víctimas lo que podría suponer un total de más de 195.000 euros.
La Fiscalía considera que el médico que realizó las grabaciones sufría un trastorno de voyeurismo y adaptación con ansiedad y depresión.
Los hechos se remontan a 2016, año en que el acusado comenzó a usar dos móviles para grabar subrepticiamente a sus compañeras trabajadoras del Hospital en los vestuarios y los baños que utilizaban. En estos también hay grabaciones de familiares de pacientes. En 2018 fue detenido por la Policía Nacional tras la denuncia de una enfermera que descubrió los dispositivo de grabación. Una técnica que después se descubrió que también había utilizado en el baño de su propio domicilio para grabar a las visitas, entre ellas una menor de edad.
También se acusa a este médico de haber reproducido el vídeo de un amigo en el que este mantenía relaciones sexuales con una mujer, una grabación consentida pero que el acusado reprodujo en su móvil sin permiso.
Llegó a grabar a sus vecinos cuando salían a la piscina y en el baño de esta instalación comunitaria realizó grabaciones a una mujer cuando se cambiaba de ropa.