La pluviometría es relativamente escasa. Lejos queda un noviembre húmedo y desde entonces no han caído sobre Menorca las lluvias habituales. Los episodios puntuales que puedan darse en primavera no serán suficientes y podría suceder que concentren en poco tiempo chubascos y tormentas. Ni los chubascos llegan a humedecer suficientemente el suelo y las tormentas van acompañadas de una carga eléctrica que es como un mechero ante la vegetación seca.
El jefe de bomberos de Menorca Joan Rosselló explicó este viernes en Radio Menorca que las perspectivas no son buenas y les preocupa. También citó la prohibición de encender fuegos entre mayo y septiembre, lo que no siempre se respeta y que ha sido en el pasado el motivo de algunos de los peores incendios que se recuerdan en Baleares (como el de Andratx en 2013).
Los trabajos de prevención se realizan manteniendo pasillos entre las zonas urbanizadas y las boscosas, limpiando de madera seca y matojos fincas agrarias, haciendo prácticas sobre el terreno para estudiar la mejor evacuación posible de zonas pobladas que están rodeadas de naturaleza vegetal, como muchas urbanizaciones.
También comentó Rosselló que hay restos del paso de los caps de fibló de 2018 (aquellos que dejaron a la isla sin luz durante varios días) que aún no se han limpiado, en parte porque el acceso es complejo.
Otro elemento que comentó el jefe de bomberos es que en una actuación para apagar un fuego se utiliza siempre la fuente de agua más cercana para ello, ya sea el mar, una piscina o sus propias cubas. De hecho, estas cubas las llenan de agua de la red aunque estaría encantado de utilizar el agua que sale de las depuradoras en lugar de agua potable.
Respecto al incendio de la cubierta del polideportivo de Mercadal cabe la reflexión que la construcción de años atrás, en ocasiones utilizaba materiales que tienen un importante grado de aislamiento en detrimento de una capacidad ignífuga, lo que explicaría que se extendiera el fuego por el techo del edificio.