No vamos a descubrir ningún secreto si afirmamos que cualquier interacción con internet (redes sociales, nuestro correo personal, consultas en buscadores,…) está monitorizadla de manera continua.
Lo que parece que no se conoce del todo es hasta qué punto se está produciendo este fenómeno y qué fines tiene. Esta semana escuchamos en Radio Menorca una entrevista en la que Alex Villeyra, director del proyecto Smart Demand, explicaba cómo podrían crear las campañas de promoción turística más acertadas al dirigir el mensaje adecuado a la persona adecuada y en el momento adecuado. Este ejercicio de puntería y efectividad no se consigue a base de practicar disparando al azar. Con la experiencia de la gestión de datos en la empresa Mabrián y con la ayuda de ordenadores/robots que son capaces de analizarlos en gran cantidad, se llega a conseguir el objetivo.
De la misma manera que Smart Demand lo hace con el fin de conseguir captar la atención de compra de futuros viajeros hacia un determinado destino, la tecnología recoge ese rastro que vamos dejando al usar las redes sociales o internet de manera continua.
Con esa información pueden hacernos llegar mensajes y anuncios de publicidad dirigidos y personalizados. Esta publicidad está cambiando el funcionamiento del marketing convencional que cuenta con esta nueva herramienta de una mirilla telescópica sobre los objetivos potenciales con un, cada vez, menor margen de error.
El mayor buscador de internet tiene una función que permite registrar todos y cada uno de los movimientos que haces cuando el historial de ubicación de Google Maps está activado. Ofrece, además, una información exhaustivamente detallada sobre tus movimientos. Cruzar la información de lo que hacemos ya no lo es todo. Al saber cómo y dónde nos movemos, las grandes empresas nos tienen monitorizaos de manera que esto también puede ser usado para dirigirnos hacia nuestros hábitos de consumo.
Lo que siempre ha preocupado a todo el mundo es hasta qué punto puede condicionar a un usuario ser “títere” de las pautas o sugerencias que nos da este entorno.
Es conveniente saber que somos nosotros como usuarios los que podemos activar o desactivar la manera en la que las páginas, buscadores o entornos en los que navegamos queremos que nos conozcan. La información que compartimos debemos saber bien a quien va y no aceptar todo (sean cookies o permisos) sin haber leído previamente el tipo de información que permitimos que sea compartida.