Lleva siete años viviendo a caballo entre Maó y Kiev, entre lo que ahora mismo representa la libertad, y el horror de una guerra. Daria Iegorova es el rostro visible del sufrimiento, el de una persona que no alcanza a entender la invasión rusa: “Nadie lo esperaba, es muy salvaje lo que está ocurriendo”, lamenta.
Recuerda con nostalgia su llegada a la Isla: “Vine a pasar una semana de vacaciones junto a mi hija y me enamoré de Menorca. Tenía una casa en Crimea, ya ocupada por los rusos, y la pude vender”, relata en una entrevista concedida a Antxon Castresana para Sa Revista des Cap de Setmana de este diario.
Ahora, años más tarde, se encuentra haciendo una tarea que jamás hubiera imaginado. Gestionando y coordinando la ayuda de Menorca a sus compatriotas: “Nos hemos juntado para poder ayudarnos”.
He tenido tantas llamadas de gente de la Isla pidiendo qué podía hacer, ofreciendo casas, comida… Es algo que no tiene precio
“El nivel de solidaridad de Menorca me ha impresionado. He tenido tantas llamadas de gente pidiendo qué podía hacer, ofreciendo casas, comida… Es algo que no tiene precio”.
Daria Iegorova explica que “tengo familias que ya están viniendo a Menorca. Pero no es una tarea sencilla. Una amiga ha tardado una semana en llegar desde Kiev hasta Menorca”. “Lo más importante ahora es sacar a las familias de allí y traerla a la Isla. También hay que encontrarles un trabajo porque son gente muy inquieta”.
Sobre la guerra afirma que es increíble todo el relato, que nadie esperaba que esto ocurriera “en un país civilizado, libre, del centro de Europa”.
La vida que teníamos ya no existe. Y no sabemos qué pasará. Putin está loco y tiene armas nucleares. Vete a saber
“En los primeros días no parábamos de llorar. No había manera de entenderlo. Después vino la rabia. ¿Por qué nos estaban atacando y bombardeando? Si eres humano no lo puedes entender”.
“Luego llega la aceptación de que la vida que teníamos ya no existe. Y no sabemos qué pasará. Putin está loco y tiene armas nucleares. Vete a saber”.
Asegura que no alcanza a entender “cómo los rusos pueden hacer esto. Luchamos juntos en la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo es posible que pase esto?”, se cuestiona.
No es un conflicto entre dos países. Es un problema y una lucha de una persona que se ha creado la idea de una Rusia grande, un concepto fascista
“Entre rusos y ucranios hay una diferencia. Nosotros siempre hemos luchado por ser libres a pesar de estar ocupados por Polonia, Rusia o la Unión Soviética. Tenemos esta lucha muy interiorizada y los rusos no. Llevan 20 años siendo esclavos de Putin”.
“No es un conflicto entre dos países. Es un problema y una lucha de una persona que se ha creado la idea de una Rusia grande, un concepto fascista. Como en Rusia no hay libertad, la mentira se ha hecho grande y mucha gente se la cree. Viven en una realidad paralela. Se trata de la ambición de Putin de querer dominar el mundo”, remata.