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Bep Portella lanza el libro ‘Campanes no toquen’ sobre la peste de 1652

Una tercera parte de la población de Ciutadella murió en aquella pandemia

Portada del último libro de Portella
Portada del último libro de Portella
Foto: VadLlibres

Vivir una pandemia es algo que ha marcado a nuestra sociedad en estos últimos años aunque en la historia de nuestra isla hay episodios pasados que casi habían quedado olvidados.

Josep Portella ha escrito ‘Campanes no toquen’ que recoge las circunstancias en las que se produjo aquella pandemia y cómo afectó a Menorca y, sobre todo, a Ciutadella. La búsqueda de información se ha centrado en los documentos escritos de la época, que no son muchos.

A parte de registros de bautizos, defunciones o matrimonios, Portella ha contado con la consulta de la correspondencia de las Universidades menorquinas, las instituciones de aquella época.

Aquella peste no fue exclusiva de Menorca. Atacó todo el Mediterráneo causando muchas bajas y obligando a adoptar medidas como las del aislamiento extremo para evitar el contagio que, en aquel momento, se sospechaba que podía ser por convivir cerca de un infectado. Realmente no se transmitía por el aire como el coronavirus si no por los parásitos que habitaban animales como las ratas y que transmitían la enfermedad.

Los médicos medievales creían que la peste había sido creada debido al aire corrompido por el tiempo húmedo, los cuerpos no enterrados y los vapores producidos por falta de higiene. El tratamiento que se recomendaba era una buena dieta, descanso y reubicación a un ambiente no infectado para que el individuo pudiera tener acceso al aire limpio. Estas medidas ayudaron, pero no por las razones que los médicos creían.

En realidad, funcionaban debido a que se recomendaba alejarse de lugares insalubres, y que la gente huía de los roedores que albergaban a las pulgas que propagaban la infección. Sin embargo, esto también ayudaba a extender la infección a nuevas áreas que no estaban infectadas. La peste bubónica es una infección bacteriana grave producida por la bacteria Yersinia pestis en la que predomina la inflamación de ganglios linfáticos infectados. Los primeros síntomas son similares a los de la gripe y se presentan de uno a siete días después de la exposición a la bacteria. Entre estos síntomas se incluye la fiebre, dolor de cabeza y vómitos. Debido a la inflamación de los ganglios linfáticos, es posible que estos puedan abrirse y expulsar material purulento al exterior.

En aquel tiempo se registraron brotes previos en Sevilla y más tarde en Londres, causando un importante número de bajas.

El libro también constata cómo Ciutadella vive un progreso demográfico contrario tras sufrir el golpe de la enfermedad. Superado los peores años y diezmada la población del poniente insular, se produjo un baby boom en el que en pocos años se incrementó de manera pronunciada la población, que había perdido un tercio de sus habitantes en los peores años de la enfermedad.


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