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“Elon juega al ajedrez con Twitter”

Un artículo de José A. García Bustos

"El objetivo, dice, es hacerla más plural y con menos censura, volviendo a dar entrada a personajes vetados como, por ejemplo, el expresidente Donald Trump".
"El objetivo, dice, es hacerla más plural y con menos censura, volviendo a dar entrada a personajes vetados como, por ejemplo, el expresidente Donald Trump".

El multimillonario Elon Musk es un rico diferente. Desde pequeño tuvo claro que quería mejorar el mundo y, en esta ocasión, lucha por un derecho fundamental en grave peligro: la libertad de expresión.

Hace 10 días se convirtió en el accionista mayoritario de Twitter y esta semana ha lanzado una OPA (Oferta Pública de Adquisición) para comprar el 100% de la red social.

El objetivo, dice, es hacerla más plural y con menos censura, volviendo a dar entrada a personajes vetados como, por ejemplo, el expresidente Donald Trump.

Hasta ahora los ricos compraban los medios de comunicación para aumentar la censura, acallando las críticas hostiles a su persona o sus negocios. Elon Musk lo hace para todo lo contrario.

Multitud de voces ya se han declarado en contra de la oferta de Musk y justifican que haya censura en cualquier red y más en Twitter, una de las más seguidas, con 217 millones de usuarios al día. La censura, dicen algunos, garantiza la democracia y los ingresos de los anunciantes.

A pesar del sobreprecio del 38% sobre la cotización de día 1 de abril que Musk ofrece por comprar el resto de acciones, pienso que la operación no va a salir adelante porque la libertad de expresión no interesa más allá de en un plano teórico.

Basta ver quiénes son los dueños de los medios de comunicación o de las redes sociales y basta ver cómo en ellos solo se cuenta una parte de la realidad o se censuran opiniones en contra del discurso oficial.

Facebook, YouTube o Twitter no han dejado de censurar, estos dos años atrás con mayor beligerancia, opiniones contrarias al discurso oficial. Por ejemplo, opiniones escépticas con la Covid o con las vacunas y sus efectos, con el conflicto en Ucrania o con la trasparencia de las elecciones estadounidenses, han sido ocultadas y sus propietarios, bloqueados.

Para intuir que no prosperará la propuesta de Elon Musk, basta ver con quien comparte accionariado en Twitter: Blackrock y Vanguard, brazos ejecutores de las élites de la Agenda 2030. Los del “no poseerás nada pero serás feliz. Estos no van a ceder ante la oferta de Musk porque buscan más control de todo, no menos. Y tampoco permitirán un aumento de la libertad de expresión, más allá de la disidencia controlada que permiten tener.

La negativa provocaría la salida de Musk del accionariado y la posible creación de una red social alternativa. Será ese un buen momento para crear una red descentralizada, basada en el concepto de Web 3 y corriendo sobre la blockchain con una gestión mediante un DAO (Organismo Autónomo Descentralizado, es decir, tomando decisiones los usuarios de forma descentralizada y asamblearia).

Una red social descentralizada no dependerá de un ente central que la censure o cambie las reglas del juego a su antojo.

El mundo de Internet va hacia ahí. Escucharán hablar mucho este año de la Web 3.

La Web 3 es la evolución de la Web 2, de Twitter, YouTube o Facebook, en la que nuestros datos les pertenecen y hacen negocio con ellos, vendiéndolos a terceros, además de censurar nuestras opiniones a su antojo. En cierta manera, en la Web 2 somos esclavos de las grandes tecnológicas.

Elon Musk ha mostrado en el pasado sus dudas sobre el arranque de este nuevo concepto (Web 3) pero una negativa por parte del resto de accionistas a poseer Twitter, como parece que va a ocurrir, puede llevarle a impulsarlo, convirtiéndose en el abanderado de una nueva tendencia tecnológica. Eso aumentaría aun más su poder.

Aunque Elon Musk conoce las criptomonedas como vehículo de inversión (Dogecoin y BTC, principalmente), es hora de que, si realmente cree en la ampliación de la libertad de expresión, aproveche las ventajas que aporta la blockchain en cuanto a transparencia y descentralización, dando a los usuarios el poder de la gestión y la propiedad de sus datos.

Creo que Elon Musk está jugando al ajedrez con Twitter y está buscando la justificación para montar o adquirir una nueva red social descentralizada.

Una negativa a vender por parte del resto de socios generaría un halo de solidaridad y arrastraría a su nueva red social, no solo a sus 82 millones de usuarios sino a muchos otros que verían a Twitter como una máquina de la censura.

Elon ya ha demostrado ser un gran jugador de ajedrez. En el pasado no ha dado puntada sin hilo, habiendo llegado a impulsar proyectos o criptomonedas, generando euforia entre sus seguidores, para luego echarse atrás y enriquecerse por el camino. No en vano es el hombre más rico del mundo según Forbes. Pero en el accionariado de Twitter tiene en frente a los multimillonarios que no aparecen en Forbes.

Los viejos ricos contra los nuevos ricos; un mundo centralizado y controlado contra uno descentralizado y resistente a la censura. Cojan asiento y compren palomitas. Apuesto por la victoria del segundo. En esto, sí apoyaría a Elon.


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