Aprovechar el talento e impulsar la competitividad global de Balears está sujeto a que las competencias estén bien niveladas. A lo largo de la pandemia, la afectación de la actividad ha impactado claramente sobre las magnitudes laborales, si bien cabe destacar una tendencia, tanto por parte de las empresas como de la población en edad de trabajar, de transitar hacia tramos ocupacionales relacionados con un mayor nivel de habilidades y competencias.
El año pasado la demanda de talento por parte de las empresas ha vuelto a evolucionar en terreno positivo (4,7%) después del retroceso del ejercicio anterior (-7,5%). El hecho más destacable es que este incremento se ha centrado en categorías profesionales del tramo ‘alto’ (6,6%) –relacionadas con posiciones de dirección, gerencia o técnicas– y apenas en las del tramo ‘bajo’ (0,3%) –asociadas a ocupaciones elementales–.
Al mismo tiempo, la recuperación de la oferta de talento aportada por la población activa (3% vs -2,7%, 2020) también se ha fraguado desde el tramo ‘alto’ de competencias (6,4%) –vinculado a niveles formativos de educación superior– en detrimento del tramo ‘bajo’ (-2,8%) –correspondiente como máximo a la educación secundaria obligatoria.
El 46,5% de los trabajadores de las islas ocupan un puesto de trabajo que no es adecuado a su nivel formativo. Este porcentaje recorta en 2,7 puntos porcentuales el que se anotó en 2020 y consigue, así, situarse de nuevo por debajo del umbral del 50% (vs 52,9%, 2019).
Este comportamiento se explica, sobre todo, por una mejora de la infracualificación, pues la incidencia de los casos en los que los conocimientos y habilidades de la población ocupada no cubren los requisitos del puesto de trabajo se ha reducido al 28,4%, un porcentaje que lima 2 puntos al del ejercicio anterior y casi 8 puntos al del último ejercicio prepandemia (34,6%, 2019).
Paralelamente, la sobrecualificación se ha estabilizado, dado que los casos en los que los conocimientos y habilidades de la población ocupada exceden los requisitos del puesto de trabajo se ha situado en el 18,1%, un nivel similar al registrado en 2019 y 2020 (18,3%).
De este modo, Balears ha conseguido recortar la distancia respecto del desequilibrio medio del conjunto de regiones de la UE-27.