“En comparación con las islas vecinas, Menorca destaca por ser la isla que ha logrado contener el crecimiento y el desarrollo costero, asegurando la preservación y los mayores niveles de protección del territorio y de la costa. Menorca es la isla balear que tiene las bahías de aguas poco profundas más saludables sin embargo, ha sufrido una degradación y corre el riesgo de sufrir una presión creciente en sus bahías de poca profundidad, asimismo, todavía tiene serios retos que afrontar en lo que respecta a su gestión pesquera y la eficacia de sus áreas marinas protegidas”. En base a esta reflexión del Observatorio Socioambiental de Menorca (OBSAM) se inicia un proyecto en alianza con la Fundación Marilles, el Centro de estudios avanzados de Blanes (CEAB) y el GOB.
El trabajo, que se realizará en algunas bahías de Menorca como el puerto de Maó, Fornells, Addaia, Algaiarens y Sa Nitja, tiene el objetivo de ser replicado y amplificado su impacto en otros lugares de las Islas Baleares y más allá.
Así, es la primera fase de un proyecto balear más amplio y consistirá en definir cuál es el estado de las bahías , determinar cuál es su óptimo potencial ecológico y diseñar un programa de medidas que nos ayude a mejorarlas como la redacción de planes de restauración en bahías sometidas o el planteamiento de estudios para aumentar el conocimiento de cara a la gestión de estos espacios.
Esto incluirá redacción de planes de restauración en bahías poco profundas, el planteamiento de estudios para aumentar el conocimiento de cara a la gestión de estos espacios mediante la regulación de las presiones, pero también medidas dirigidas a mejorar el estado de conservación de las bahías para reducir los impactos mediante actividades de restauración proactiva como la replantación activa de algas con la replantación de bosques de Cystoseira y otras fanerógamas degradadas que muestren potencial para ser restauradas, así como la posible reintroducción de algunas especies como el caballito de mar y el pez guitarra.
Desde el OBSAM destacan que “la gran riqueza de hábitats que albergan las bahías de aguas poco profundas de Baleares se ha visto gravemente degradada por múltiples presiones -las urbanizaciones costeras, la mala calidad del agua y la presión de la navegación-. Sus especies emblemáticas, como los caballitos de mar y las agujas de mar, han disminuido masivamente. Con el objetivo de garantizar la protección de estos espacios valiosos y ricos en biodiversidad, con los que Baleares cuenta, y preservar algunas de las bahías poco profundas mejor conservadas del Mediterráneo, surgió este proyecto que cuenta con una duración prevista de 3 años”.
Continuación en la línea de investigación del OBSAM
El presente proyecto surgió como continuación de la línea de investigación establecida por el anterior proyecto del OBSAM ‘Evaluación de las presiones y amenazas en el litoral y en el medio marino de la reserva de biosfera Menorca’ donde se determinaron los efectos de las presiones y amenazas que afectan a Menorca, su posible mitigación o restauración así como el cálculo del coste de esta última. El proyecto analizó, asimismo, varios impactos sobre las praderas marinas, debido a su importancia en los ecosistemas.
Este y otros estudios de investigación demuestran que la mayoría de estas bahías de Menorca y la rica biodiversidad que albergaban han sufrido diferentes grados de degradación debido al fondeo, el exceso de visitantes, la contaminación (aguas residuales, agricultura), la turbidez del agua de los barcos, los puertos, la urbanización, el cambio climático y las especies invasoras.
La mayoría de estos lugares gozan de algún tipo de protección legal, pero pocos cuentan con planes de gestión eficaces. La reducción y gestión de estas presiones a través del desarrollo de ambiciosos planes de gestión es un componente clave de este proyecto y un paso esencial para conseguir restaurar la biodiversidad en cada uno de los sitios.
Las praderas marinas y los bosques de macroalgas de Cystoseira han sufrido una regresión en las últimas décadas. La pérdida de estos hábitats repercute en el funcionamiento del ecosistema, afectando a la productividad local, la dispersión de especies y la biodiversidad. Una vez que los bosques de Cystoseira desaparecen de un sitio es muy difícil recolonizarlo de manera natural, por lo que es necesario aplicar medidas activas de restauración. Especies protegidas como los caballitos de mar y los tiburones han disminuido rápidamente o se han extinguido a nivel regional, como el pez guitarra y el tiburón ángel, que fueron vistos por última vez en 2015 ya principios de 2000, respectivamente.
Los resultados de un estudio previo del OBSAM, ‘Evaluación de la calidad del agua de las calas de Menorca utilizando las algas del género Cystoseira sensu lato como bioindicadores’, llevado a cabo con financiación por la Fundación Marilles, evaluaron la calidad del agua de 100 playas y calas utilizando la presencia de la macroalga Cysotseira como indicador ambiental. Este estudio reveló que el impacto en la calidad del agua ha sido mayor en las calas y playas del sur, mientras que el norte parece no haberse visto tan afectado.