Estos días de canícula extemporánea, de calor sin precedentes en la primera mitad de junio, cuando ni tan siquiera ha llegado aun el verano, he recuperado de la biblioteca y releído un ensayo colectivo dirigido por el profesor Ramon Folch, del que directamente he copiado el título de este artículo. El ensayo se titulaba así ‘Suarem!’, y llevaba como subtítulo ‘El clima que ens espera’, y se publicó originalmente en 2008, es decir, hace catorce años.
El ensayo se inicia explicando los conceptos de efecto invernadero y cambio climático, así como los cambios naturales y los antropogénicos, la naturaleza de los gases que los provocan y quién es el responsable de las emisiones. También valora la no existencia, en ese momento, de consenso científico, la dificultad de entender las complejas interacciones de los sistemas climáticos, así como los escenarios y previsiones derivados de los diferentes modelos teóricos, y prevé un largo camino hasta la aceptación de la evidencia.
Como predicción de futuro inmediato y a medio plazo destaca la subida de temperaturas, la disminución de lluvias, la subida del nivel del mar, el aumento de fenómenos climáticos extremos y de catástrofes naturales, la amenaza a la biodiversidad y el cambio en la distribución de las enfermedades infecciosas, así como el surgimiento de epidemias o pandemias por agentes infecciosos nuevos, emergentes o reemergentes.
Ahora, catorce años después, ya hay consenso científico y social sobre el cambio climático, aunque persisten negacionistas entre algunos políticos y sectores empresariales y económicos, pero la mayoría de los agentes sociales ya han aceptado la evidencia. La temperatura media ha aumentado de forma constante en la última década (y antes), las lluvias han disminuido y se reparten de modo diferente a lo largo del año, el nivel del agua del mar está subiendo, algunas islas del Pacífico y del Índico están simplemente desapareciendo bajo las aguas, cada vez hay huracanes y tifones más fuertes y peligrosos, lluvias torrenciales, inundaciones, sequías, incendios catastróficos, la biodiversidad está disminuyendo delante de nuestros ojos, con una desaparición o rarefacción de especies, en ocasiones provocadas por la aparición de infecciones devastadoras que surgen y se extienden gracias a los cambios ambientales, como la grafiosis de los olmos o el hongo Batrachochritium, que está provocando una extinción masiva de especies de anfibios. Y han surgido también nuevos agentes infecciosos humanos y nuevas epidemias, como la Covid 19, y otros ya conocidos han redefinido el mapa de su incidencia, como la viruela de los monos, que ha saltado de África a Europa y América, por poner solo dos ejemplos.
También trata el ensayo de las consecuencias sociales y económicas. El libro indica en su portada: “El canvi climàtic és una discreta qüestió ecològica, un considerable problema ambiental i un trasbals socioeconòmic molt seriós”. La economía se verá seriamente alterada, los cultivos se reubicarán debido a los cambios de temperatura y de disponibilidad de agua, se producirán migraciones masivas y un aumento brutal de los refugiados climáticos.
Uno de los cambios más significativos se producirá en la industria turística. Con el aumento de temperaturas surgirán nuevos destinos que hasta ahora no gozaban de un clima propicio, destinos en el norte de Europa, más cercanos a los denominados mercados emisores, de acceso más barato, sobre todo teniendo en cuenta el aumento irremediable de los combustibles y el transporte.
En el sur mediterráneo, las temperaturas más altas llegarán a ser desagradables y el incremento de los costes de la energía y del agua llevará los precios a un nivel no competitivo y, como consecuencia, se producirá un cambio de paradigma que podría significar un giro radical en el sentido del flujo turístico.