A los 4 años de edad ya hay muchos niños que toman su primer contacto con las pantallas táctiles. Estos dispositivos tienen una función casi siempre de entretenimiento. Un gran descanso para los padres que consiguen que el niño o niña se concentre e interactúe con la pantalla, sobre todo si es táctil. Juegos, sonidos, músicas, voces, imágenes que se mueven y responden a los pulsos de la criatura. Pero aunque no hay nada malo en este primer contacto, sí que hay que señalar que falta un acompañamiento paterno que ayude a conocer, interpretar y guiar en el uso del aparato. Sea un móvil o una tableta, si tiene una conexión a internet, les estamos ofreciendo una puerta al inmenso mundo de internet y eso no se puede dejar sin vigilancia o un cierto control. No se trata tanto de prohibir si no de acompañar y explicar.
Este detalle que muchos tutores pasan por alto no tarda en ser una oportunidad para que la curiosidad innata de cualquier criatura se sacie sin conocer los peligros, mentiras y riesgos que supone sumergirse en la red. Y cuando pasan los años, la curiosidad sigue creciendo y, además, la red ya “conoce” los gustos, las preferencias o los intereses que se mueven tras los movimientos de la persona (niño, niña o criatura) que viaja por internet. Es decir, que puede trazarle el camino que le lleve, ya no a saciar su curiosidad por el mundo a través de la pantalla si no a conducirle por los lugares donde se supone que va a encontrar sus principales intereses. Son los filtros que otorga el algoritmo.
El tiempo sigue pasando y pronto llega el momento de relacionarnos con otras personas y, aunque la vida social real nos da oportunidades, internet nos ofrece emparejar intereses y gustos, lo que se supone que podría ayudar a encajar mejor a dos personas. Varias empresas ofrecen buscar puntos en común para que, quien quiera encontrar pareja, pueda hacerlo con ciertas garantías de éxito. Las estadísticas dan un porcentaje respetable de parejas que se han formado así y que siguen con su relación felizmente. Sin embargo hay muchas personas que yerran el camino o el modo de encontrar amigos/pareja y que se nutren de mucha confusión. Las páginas de pornografía de fácil acceso son un mundo nada recomendable para los jóvenes que se llevan una idea equivocada de las relaciones, donde demasiadas veces el machismo e incluso la violencia están presentes.
Los psicólogos y expertos, como el profesor de la UIB Luis Ballester que estuvo la semana pasada ofreciendo unas charlas en Menorca sobre jóvenes, redes sociales y pornografía, asegura que hay toda una estrategia para formar a los jóvenes respecto a lo que pueden ver o encontrar en internet y que eso no les confunda.
… mezclando churras con merinas, eso sí que es provocar confusión al lector con este artículo… quien busca una cosa la encuentra, y quien busca la otra, también…