Allá por el 2005, cuando llegué a vivir a Menorca, me quedé fascinado con la paz y la bondad que proyectaba la Isla. Su ritmo, sus colores, su pureza. Recuerdo llamar a mis amigos alucinado porque había pasado una tarde en Los Bucaneros (Binibeca) o porque acababa de sentarme en el Chèspir, en Calesfons. “Tenéis que verlo, esto es maravilloso”. Ni que decir tiene, que durante el invierno pocos se atrevieron a venir de visita. Tampoco muchos más en verano, escupiendo una y otra vez aquello de: “Eres muy pesado con Menorca, no hay nada que hacer allí”.
Ni las fotos, ni alguna que otra escapada para calmar mi apetito. Nada les cautivó. La bomba era irse en verano a Formentera, o simplemente quedarse en Mallorca al amparo de las verbenas. O en Madrid, abrazando el silencio de todos los que se habían marchado de vacaciones. Alguna que otra incursión en Ciutadella, al calor de Sant Joan. Poco más.
17 años más tarde, he tenido que elaborar una lista -que replico cada dos semanas desde junio- de los lugares de culto, los restaurantes más sofisticados, las calas que no salen en la National Geographic y las empresas que se encargan de paseos en caballo o navegar por la costa. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
No es fácil adivinarlo, más allá de un gasto ingente en promoción, anuncios, mejora en la conectividad, crecimiento en la oferta de ocio… O simplemente que mis amigos se han hecho mayores. Lo cierto es que en Menorca no se acaban los festivales de música, las galerías de arte se multiplican, el nivel de la restauración es altísimo y en el Chèspir te puedes seguir tomando unas hierbas con hielo sin que pasen las horas.
Estos días, cuando la carretera general se colapsa, los accesos a las playas están imposibles, en los restaurantes ya hay agotamiento y en los conciertos hay “sold out”, me acuerdo de aquellas conversaciones con mis amigos. Ahora que todo el mundo quiere venir a descubrir este paraíso les digo: “Sí, esto era Menorca”. Ahora solo falta que entre todos la cuidemos y seamos responsables en el debate de si la Isla puede asumir tal cantidad de turismo.
Que razón tienes, espero q tomen cartas en el asunto por que esto se a convertido en un circo se esta perdiendo esa seña de identidad de isla tranquila además el turista q viene no respeta nada vienen para una semana 15 dias o un mes y se piensan q están en ibiza o mallorca suciedad por todos lados, robos,conductores borrachos ….y demas q circulan pensando que no hay normas de tráfico para ellos etc en fin una pena
Yo opino que no. Que no podemos asumir esta avalancha de turismo. Y te pediría que por favor no hagas listas de nada para difundir a nadie. Hemos destrozado el paraíso. Han destrozado el paraíso.
Yo opino que deve de venir más gente pero para ello dejemos nos de chorradas y desdoblemos la carretera general entre otras cosas y el que quiera vivir en paz que se vaya a una cueva, que el resto queremos comer y pagar nuestras factura todo el año y para eso tiene que venir turismo y cuanto más y más tiempo mejor
Lamentablemente estonesta pasandonen en toda España, yo nací en Asturias y pasa lo mismo ,en nuestro país la educación y el respeto en general brilla por su ausencia pero…. parece que últimamente lo mal echo es lo correcto.
De todas maneras soy un enamorado de Menorca y la frecuento bastante,trato de cuidarla con el mismo respeto que trato de cuidar todo.
En el respeto y la educación está la solución.
PD: la gran riqueza de un país es la educación y el respeto.
Si contabilizamos la educación y el respeto como la riqueza de un país, España es el mas pobre de todos.
De pena!! Tanta gente los meses de verano y los politicos sin hacer nada solamente prohibir todo.los que hemos nacido y vivimos aqui estamos mas que hartos.la cantidad de agua y energia que se consume no es asumible.
Una pena : Pero de todas formas Menorca es encantadora y Binibeca es ÚNICA 😍
Tal vez es culpa de personas como tú que se ha masificado.
Muy triste lo que está pasando con Menorca y supongo que con otros lugares de la geografía española.
Hay playas contaminadas, en las que ya no apetece bañarse. Arenal d’en Castell, por ejemplo. Y eso, que es patrimonio de la biodiversidad. ¿Quién se ocupa de controlar que se pueda mantener esa biodiversidad? ¿Los ayuntamientos, la comunidad autónoma, el estado?
La isla tiene una capacidad limitada y no todo vale, con tal de ganar dinero. Si aumenta exageradamente el número de turistas habrá que hacer nuevas infraestructuras, depuradoras, que puedan soportar ese aumento de población, sino la isla se destroza. Los menorquines tienen un tesoro que se agotará si no se preserva. Qué pena me da.
Terrible lo que estan haciendo con nuestra isla El mismo turismo de masas que destrozó Ibiza y Mallorca Mucha publicidad ,capital extrangero ,trafico infernal y nuestros politicos no saben evitarlo