El Ateneo de Maó acogió el martes pasado una jornada sobre sostenibilidad que organizó la Cadena SER con el BBVA y donde la secretaria técnica de PIME Menorca María García recordó los impactos que la Ley de sostenibilidad estaba ejerciendo sobre el tejido empresarial de la isla.
La obligatoriedad de instalar elementos que mantuvieran cerrada la puerta de los comercios para que no se escaparan las frigorías del aire acondicionado, los niveles máximos y mínimos permitidos en los termostatos y otros detalles suponen un coste adicional que en muchas ocasiones no es asumible para todas las empresas.
En general, en aras de la sostenibilidad se legisla prohibiendo, limitando o reduciendo en detrimento de la economía y de las pequeñas empresas. Los conceptos de economía sostenible y economía circular ya se vienen aplicando en muchas empresas, aunque quizás no se conozca, decía García.
La pandemia fue un elemento que ayudó a conseguir en Menorca un turismo más interesado en el contacto con la naturaleza y la oferta que tiene. Las incomodidades de dos meses al año se pueden abordar sin necesidad de cerrar la puerta al número de turistas si no haciendo una mejor gestión del flujo y de los recursos, para lo que aún no se han desarrollado suficientemente las infraestructuras que atiendan a esta punta de visitantes.
Decía García; ‘Abordemos esto como retos, no como limitaciones‘.
Entre los ejemplos que comentó dijo que las empresas de restauración hace tiempo que compran a los productores locales pero que el problema no es el porcentaje si no cómo tienen que justificarlo. Respecto a las viviendas vacacionales, recordó que son un claro ejemplo de circularidad en la economía puesto que servicios y bienes son en su mayor parte locales, lo que genera economía. De hecho, avanzó que hay un proyecto que pronto vinculará a los usuarios de las viviendas con prácticas sostenibles en el marco de la Reserva de la Biosfera, un proyecto en el que ahora se está trabajando y que pronto dará a conocer sus detalles.
En cuanto a la náutica destacó que las empresas son las más implicadas con el medio marino, poniendo de ejemplo la campaña ‘Més mar més vida’.
Desde PIME apuestan por un modelo sostenible para nuestra isla que surja del esfuerzo de la colaboración entre lo publico y lo privado. A renglón seguido pidió que las instituciones asuman su responsabilidad y para ilustrar aquellas cuestiones en las que no se está avanzando habló de cómo se exigen premisas a las empresas en temas como el consumo de agua mientras que la red pública pierde un 25% por culpa de fugas. O cómo se instaura un impuesto de turismo sostenible que en lugar de ayudar a preservar los recursos se utiliza para la construcción de viviendas o compra de patrimonio. O que se limitan fondeos cuando se podría reordenar mejor los amarres existentes, permitiendo que un mismo amarre sea utilizado en momentos diferentes por varias embarcaciones, evitando fondeos sobre posidonia. O que el agua depurada no se lance al mar (puesto que también afecta negativamente a la posidonia). O que se pida a las empresas a instalar energías renovables mientras que los aerogeneradores no funcionan. O que se pida a las empresas de alquiler de coche a aumentar su parque eléctrico pero sin dotar de una red de recarga a la isla dimensionada a las necesidades de ésta.
Para acabar María García recordó que la bandera de la sostenibilidad no la deberían enarbolar solo algunos, si no ir todos con el mismo objetivo y en igualdad de condiciones.