Este pasado viernes se llevó a cabo en el Casino 17 de Gener un nuevo capítulo de Slam Poetry, una competición a nivel internacional que ya ha tenido en el pasado a nombres menorquines defendiendo las primeras posiciones del podio. Por ejemplo, hace algunas ediciones atrás Mama Fiera es la que ha tocado casi el cielo de los mejores poetas que han cumplido con los requisitos; saber utilizar las palabras para emocionar, motivas o tocas la fibra sensible del público y hacerlo en tres minutos. Siempre tiene que ser con una creación propia, original.
En la fase actual, Slam Menorca busca al mejor o a la mejor poeta. El viernes pasado ganó Míriam del Oro y el público y jurado seleccionaron también a Elena Vaquero como finalista. Ambas irán a la final que se celebrará en abril, con Carles Minuchín, Yosune Arriarán y los ganadores de las próximas ediciones. A lo largo del calendario aún hay ocasión para que nuevas voces se unan. Sólo tienen que tener la sensibilidad del poeta, la gracia de la expresión del artista, un buen dominio del tiempo y un poco de suerte. El poeta invitado de esta última Slam fue el joven Krustasi (Carles Russell). Esto confiere a cada sesión de Slam un componente festivo que congrega a mucha gente que disfruta de las propuestas que salen a escena. La próxima sesión será el 13 de Enero a las 21 en el Akelarre de Maó, con lo que Slam mantiene su carácter itinerante a lo largo de la isla.
¿Qué hay que hacer para participar? Buscar la referencia en redes sociales de Slam poetry Menorca. Este estilo de poesía delante del micrófono da rienda suelta a que los que lo practican ejerzan un poco de teatro (aunque no se permite atrezzo), el rap, la comedia o la performance. A los participantes se les conoce como “slammers” y disponen de 3 minutos de tiempo para presentar textos de autoría propia a una audiencia, que es quien decide el vencedor, empleando tan solo su cuerpo y su voz.
No hay que confundir esto con las denominadas Batalla de Gallos, algo propio del rap. Los slammers no se enfrentan directamente ni se responden el uno al otro, sino que se valora tanto la calidad del texto como la interpretación individual de cada uno y como norma general, no improvisan sus textos.
Los textos pueden ser o bien recitados de memoria, o leídos de una libreta o teléfono móvil de soporte, siempre y cuando estos no se utilicen como elemento decorativo o soporte de vestuario durante la interpretación.
