Los nuevos propietarios del hotel rural Morvedra Nou en Ciutadella quieren explotar la finca también como viñedo para producir su propio vino. El grupo de empresarios vascos que ha adquirido el lloc quiere aprovechar los casi 775.000 metros cuadrados de toda la propiedad para potenciar su aspecto paisajístico y natural y la producción vitivinícola es uno de sus focos de interés, pero no el único. No obstante, todo está pendiente de reuniones con las administraciones para ver las posibilidades del proyecto.

En este sentido, el viejo polvorín que hay en la finca se estudia como centro en donde ubicar las bodegas o parte de este proyecto con el vino, siempre tras estudiar los usos posibles en la zona.

Pero los viñedos no son el único proyecto novedoso para Morvedra nou. Álvaro Sasiambarrena, portavoz de los nuevos dueños, señala que “queremos trabajar mucho el paisaje que hay alrededor del hotel. Crear caminos por el interior de la finca para que la gente pueda disfrutar de la naturaleza. Que la gente descubra cómo es Menorca”.

En lo que respecta al hotel rural en si, la intención de los nuevos dueños es realizar pequeñas mejoras puntuales pero mantener tanto la distribución actual de 24 habitaciones como el resto de servicios. Se pretende abrir en 2023 y esto imposibilitaría una gran reconversión.

La gastronomía en el nuevo Morvedra Nou será otro aspecto que se cuidará. Se apostará por una cocina tradicional menorquina, de kilómetro cero y producto local, pero también se está negociando con cocineros de renombre para darle un nuevo impulso.

La entrada de este grupo de empresarios vascos supone, según Sasiambarrena, sólo un primer paso en su intento de expandirse por Menorca. Ellos señalan que ya conocían las Balears debido a estancias prolongadas en Mallorca. Además han gestionado otros hoteles rurales en el archipiélago, pero Morvedra Nou es el primero que adquieren en las isla para su explotación.

Cabe señalar que Morvedra Nou, además de la extensión de la finca, tiene más de 1.000 metros cuadrados edificados.

La venta de la propiedad se gestó antes de abrir la temporaday el acuerdo se cerró en febrero. No obstante, el cambio de propietarios no se formalizó hasta noviembre. La razón era esperar a que finalizara la temporada para que cualquier actuación en el hotel no afectara a la campaña vacacional. La compraventa fue un trabajo conjunto de las inmobiliarias Pons Morales y Bonnín Sansó gestionada por Rupert Thomas.